Epílogo

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La miro, miro a ese bello ángel que tengo entre mis brazos, le dedico una de mis sonrisas, lleva puesto aquél pijama rosa que tanto le gusta, su cabello negro recorre gran parte de su espalda, me observa con sus grandes ojos verdes, ambas nos encontramos en su cama.

—Puedes continuar con la historia po favor —hacia una pequeña suplica, le doy un beso en su frente.

—Claro que si mi amor —me mira impaciente, desea continuar escuchando lo que le estoy narrando.

—Yo me fui a vivir con mis abuelos, Greg y Susan, llevaba en su casa más de un mes, tenía que esperar hasta algunos meses para poder ingresar a la universidad, con el accidente y la recuperación en sí. Febrero fue el mes más triste, las pesadillas persistían, no había una sola madrugada que no me levantara gritando, asustada —aquella pequeña abrió sus grandes ojos, la sorpresa era palpable, los recuerdos llegan a mí, ese pasado que pude superar.

—Sky baja a comer cariño —mi abuela Susan me llamaba, yo me encontraba hablando con Nuria y su madre por video llamada.

—Voy abu —me recordó que desea que me refiriera a ella como lo hacía cuando era una niña.

Me tengo que ir, espero verlas pronto —me despido

Adiós Ky, te quiero amiga —cierro la computadora, observo mi habitación antes de bajar, paredes blancas, en ellas posan muchas fotografías mías de bebé, también algunas con mi madre y junto a él, Evan —me acerco a una imagen y la miro fijamente, nos vemos tan felices, nada comparado con lo que estamos pasando ahora, sé que mi padre no transita las cosas de manera fácil, pero yo me he ganado el golpe más duro, doloroso y horripilante. Esos sueños, algunas veces grito del miedo, la abuela me calma, tener a los padres de mi madre junto a mí me ha ayudado, me quitaron esa tonta idea de que sería una carga para ellos. Dentro de unos meses retomaré mis clases, los abuelos ayudaron en mi ingreso, New York no es tan tranquilo, pero estoy con mis familiares.

—Extraño tu sonrisa —mi cuerpo se tensa al oír esa voz, no pensé que lo vería pronto, me doy vuelta y allí se encuentra, debajo del marco de la puerta.

—No te escuché llegar —digo tratando de no tartamudear.

Lo aprendí de ti, siempre lograbas hacer el menor ruido posible cuando descendías las escaleras por la madrugada.

¿Cómo están todos? —me atreví a preguntar, no quiero que hable sobre lo que ocurrió entre él y yo.

Mia está abajo con tus abuelos, Nathalie en su trabajo, Evan tomó unas vacaciones, pasa más tiempo junto a nuestra hermana y sobre todo ha buscado ayuda psicológica —suspiro, pronto asimismo asistiré a terapia.

Entonces bajaré a verla —hablo.

Espera, necesito que aclaremos un asunto important —. ¿Asunto?, me senté en uno de los dos sillones que poseía en el dormitorio.

—Thomas si piensas que te guardo rencor, no es así, yo, ya pude superarte —superarlo, ¡JA! Ya quisiera eso.

—Segura de eso pequeña, Sky yo aún te amo —. ¿Esta demente?, ¿Cómo que me ama?, la pelirroja es su novia.

—Basta Thomas, no pienses que permitiré que juegues de esa manera, yo te vi con una mujer de cabello rojo, ese día a nosotras nos apetecía salir contigo, pero cuando los contemplé, todo se vino abajo —sonrió, ¿es enserio?, me dan ganas de golpearlo.

Lo Más Oscuro De Una PersonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora