Capítulo 1.

37 4 1
                                    

Myriam

Camino rápidamente, con las lágrimas aún cayéndome por las mejillas, mientras marco torpemente el número de Pauline en mi móvil.

Son las tantas de la madrugada, pero igualmente descuelga pocos segundos después.

- ¿Myriam? - dice con un bostezo. Está claro que la acabo de despertar, pero en este momento eso me importa poco.

- Pauline, necesito que vengas a por mí. - digo con la voz rota.

- ¿Estás llorando? ¿Qué coño ha pasado? ¿No te habías quedado a dormir a casa de tu novio? - dice alzando la voz, preocupada.

- Sí... Estábamos en su casa, cuando de repente me ha empezado a besar muy apasionadamente. No dejaba de tocar todo mi cuerpo, y cuando me ha empezado a quitar la camiseta, le he pedido que parara. Le he dicho que aún no estaba preparada, pero James, en vez de comprenderlo y dejarlo estar, continuaba intentando quitarme la ropa diciendo que iba a ser muy divertido. Yo me intentaba escapar, y él cada vez me agarraba más fuerte y... - comienzo a sollozar de nuevo, recordando como la persona con la que he estado saliendo un año y medio ha estado a punto de violarme.

- Ay, dios. - dice Pauline, suspirando. - Es un gilipollas, Myriam. ¿Dónde estás ahora?

- En la calle, alejándome de su edificio. He conseguido escaparme antes de que pudiera hacerme nada más. No sé cómo volver a casa desde aquí. - digo, sorbiéndome la nariz.

Se queda unos segundos callada, supongo que pensando. Mientras tanto, me siento en un banco que encuentro por ahí. La calle está tan silenciosa y vacía que da bastante miedo.

- Voy a ir a por ti. Dime la calle e iré lo más rápido posible. - dice finalmente, y yo suspiro aliviada. Tengo a la mejor amiga del mundo.

- Gracias, Pauline, de verdad. - digo, y miro a los lados buscando una señal que indique el nombre de la calle en la que he acabado.

Cuando lo encuentro y se lo digo, me ordena que no me mueva y cuelga.

Empiezo a balancear los pies, mirándomelos. Pauline me había advertido que no viniera a casa de James, porque sabía que sus intenciones no eran buenas, pero yo no la había hecho caso pensando en que él pararía si sabía que yo aún no estaba lista. Él ya tiene 19 años, y yo tengo 16. Entiendo que él quiera que hagamos el amor, pero debería al menos comprender mi inseguridad.

Noto que las lágrimas están de nuevo saliendo de mis ojos, y me las seco rápidamente. Odio llorar. Me siento débil. Cuando se trata de James, siempre acabo llorando. Nunca ha sido el chico indicado para mí, y lo sé, pero con unas pocas palabras de amor y un par de abrazos, siempre acaba con volver a conquistarme. Pero ya se acabó. Después de lo de hoy, no voy a volver a ir detrás de él. Si de verdad me quisiera, por lo menos me respetaría.

Continúo perdida en mis pensamientos mientras espero a que el coche de Pauline llegue, cuando de repente oigo el sonido de una moto acercarse.

Sólo contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora