Víctor
- Sus ojos son preciosos. ¡En serio, parecen esmeraldas! Y es guapísima. Bua, ¿y cuando sonríe? Te juro que no me puse a babear por respeto, pero me faltó poco para hacerlo.
Lucy se ríe mientras da una calada a su cigarrillo.
Tiene mejor aspecto que ayer, pero tiene resaca y no puedr ni andar durante mucho rato sin marearse.
- ¿Le diste tu número? - me pregunta.
- Me lo dio ella.
- Entonces ya la tienes más que conquistada. - dice sonriendo, apagando el cigarrillo.
- No sé, acaba de salir de una relación. - digo, sentándome en el borde de la cama.
Ella está tumbada bocabajo, con el pijama puesto y con un moño despeinado que recoge su melena rubia y con mechas azules.
- ¡Una relación con un chaval que se acuesta con la primera que se encuentra! - exclama, y a mí me invade la rabia de nuevo.
Pensar en cómo ese imbécil le ha podido hacer daño a Myriam me hace enfadar muchísimo.
- Yo jamás le haría eso. Ni se me ocurriría. - digo, y Lucy me mira con una sonrisa dulce. - ¿Qué?
- Te gustaaaa. - canturrea, y yo me sonrojo.
- Bueno... Es que la conozco de un día.
- ¡Pero si no dejas de decirme lo guapa y maja que es!
- Es que lo es. - digo, y ella pone los ojos en blanco y se ríe.
Mi móvil suena en el bolsillo trasero del pantalón y yo me levanto y lo saco. Tengo un mensaje de Myriam.
- Es tu amada, ¿no? He visto cómo te han brillado los ojos. - dice Lucy, pero no la respondo.
El mensaje dice:
Holaaaa. Perdón por no responderte ayer, se me olvidó. ¡Estaría encantada de volver a verte! Un beso, la pelirroja.
Suspiro y me dejo caer, tumbándome en la cama al lado de mi mejor amiga.
- Dice que quiere volverme a ver...
- Dile que vaya ahora a tu casa. Al fin y al cabo, sabe dónde está ya que te llevaron anoche.
- ¡¿Ahora?! - digo, incorporándome de un salto y quedándome sentado. - Pero, es muy repentino. Además, ahora que no tengo moto, tengo que ir en bus y tarda una eternidad.
- Puedes llevarte la mía. - ofrece, y me quedo mirándola, pensativo. - ¡Venga, díselo! Estás deseando verla otra vez.
Escribo nerviosamente en mi móvil, y tras unos segundos de indecisión, se lo envío.
- ¿A que no ha sido tan difícil? - dice ella, riéndose. Me acaricia una pierna y murmura con voz melosa: - Que mono te pones cuando te estás enamorando.
Le aparto la mano con un manotazo y ambos nos reímos.
Puede que tenga razón en lo de que me estoy enamorando. Pero sólo puede.
ESTÁS LEYENDO
Sólo contigo.
Teen FictionMyriam Smith y Víctor Miller se enamoran el uno del otro desde el primer momento en el que se ven y parece que están destinados a estar juntos, pero, ¿acaso su apasionado flechazo conseguirá sacarles de todas las dificultades que se les presentarán...