Capítulo 15.

9 1 0
                                    

Myriam

Después de decirme eso, se marcha sin más. Yo entro en casa y preparo la cena, sin dejar de pensar en él. ¿Estará celoso y por eso no quiere que hable con James? No lo sé, pero decido que es mejor olvidarme de ello.

Jacob me cuenta que Robert lleva todo el día en casa, y me pregunta si se puede quedar también a cenar, a lo que yo acepto.

Mis hermanos y él comen con ganas el arroz que he preparado. Nunca me ha gustado cocinar, pero no me queda más remedio que hacerlo, ya que mamá no tiene ni tiempo para dejar comida hecha.

- ¿Os lo habéis pasado bien hoy? - pregunto para romper el silencio que inunda la mesa.

Jacob y Robert se miran y sonríen. Seguro que han hecho alguna gamberrada.

- Muy bien. - dice mi hermano, poniendo énfasis en el "muy". Robert se ríe.

- ¿Y tú, Karen?

Ella está concentrada comiendo, y creo que ni me ha oído, porque sus ojos no se desvían del plato que tiene delante.

- Antes ha llamado tu novio. - dice Jacob, y yo le miro fijamente. - Le he dicho que habías salido.

- Ah, s-sí. He hablado con él. - balbuceo, bajando la mirada. - Ahora vendrá a casa.

Los dos chicos se intercambian una mirada y Karen levanta la cabeza.

- ¿Qué pasa? - pregunto.

- Nada. - dice Jacob, mirando a la pequeña, que me dirige una mirada que no sé cómo tomarme y vuelve a bajar la mirada a su plato.

No tengo ni idea de lo que está pasando, pero Robert suelta de pronto:

- Nosotros iremos a dar una vuelta.

- ¿Tan tarde? - pregunto. Parezco la madre, aunque realmente soy algo así.

- No estaremos muy lejos. - me aclara Jacob, y ambos se levantan para dejar sus platos en el fregadero.

Karen también termina y hace lo mismo, y yo, que no he tocado mi comida, la guardo y lavo los platos y vasos.

Cuando termino, los chicos ya se han ido y la pequeña está viendo la tele. Antes de sentarme a su lado, llaman a la puerta.

Abro y se trata de James, que viene con un ramo de rosas. Nada más verlo, me entra la risa.

- ¿Con esto pretendes que las cosas cambien? Das pena. - suelto.

Vaya, empezamos fuerte.

- Myriam, tú deja que te explique todo, ¿vale? - me pide, y se le ve preocupado de verdad.

Dejo que entre y Karen se acerca.

- Hola, enana. - dice James sonriendo. - ¿Quieres una rosa?

- No quiero nada que venga de ti. - gruñe ella, y ambos nos sorprendemos por esa respuesta.

Mi hermana me mira y dice:

- Estaré arriba.

Y se marcha. Pestañeo un par de veces, aún extrañada, pero recuerdo que James está aquí y decido centrarme en él.

- Ven. - le digo, y nos sentamos en el sofá.

Observo las rosas que ha traído y finalmente pregunto:

- ¿Por qué?

Él se pasa las manos por su pelo rubio y me mira a los ojos. Suspira y dice:

- Lo primero de todo, te pido que me perdones, Myriam. Sé que después de lo que he hecho doy asco, pero te juro que me arrepiento.

Pongo los ojos en blanco, pero sigo escuchándole.

- Cielo, te quiero más que a nada y no he querido a ninguna otra mujer como te quiero a ti. Sé que tú no estás preparada para el sexo todavía, y lo entiendo, créeme. Pero pensé que si empezaba yo, te resultaría más fácil soltarte y perder el miedo. No quería que te sentara mal.

Considero unos segundos lo que ha dicho, pero él interrumpe mis pensamientos cuando continúa diciendo:

- Y lo de ponerte los cuernos... En ningún momento me acosté con esas mujeres pensando en hacerte daño. Sé que lo que hacía estaba mal, muy mal, pero tú no estabas preparada para hacer el amor y yo no iba a obligarte. Ayer quería que lo intentaras porque no podía aguantar seguir acostándome con otras chicas mientras a la que amo eres tú. Con ellas lo hacía simplemente para quitarme las ganas, ya que contigo no podía, pero jamás he querido nada con alguna de ellas. Sólo te quiero a ti.

- ¿Cómo sé que eso es verdad? - digo, y noto en mi voz que me he puesto a llorar. Últimamente, es lo único que hago.

- Entiendo que no me quieras creer, soy una persona horrible. Aunque lo justifique, no debería haber hecho eso y te pido perdón. - se sienta más cerca, y me toma la mano. - ¿Qué te parece si olvidamos todo? Esta vez te tendré en cuenta cuando vaya a tomar decisiones.

Pienso en todo lo que me ha contado. ¿Debería confiar en él? Algo me dice que no lo haga, pero su mirada penetrante no se aparta de mis ojos, y me es imposible negarme.

Su mano sube por mi brazo hasta colocarse en mi hombro. Sus ojos siguen clavados en los míos, y no puedo decir nada ni moverme.

- Te quiero, Myriam. - susurra, acercando su boca a mi oído. - Y tú también me quieres. Vuelve a hacerme caso como siempre y todo irá bien. Confía en mí...

Vuelve a colocar su rostro frente al mío y se acerca para besarme.

Mi cabeza está hecha un lío. ¿Por qué no puedo aclararme?

Estamos apunto de juntar nuestros labios cuando, de repente, Víctor pasa por mi cabeza.

Instintivamente, le pego una bofetada a James y me levanto.

Él se queda algo confundido, y lo cierto es que yo también. Se toca la mejilla, que se le está poniendo roja. Las lágrimas se deslizan por mi cara y no sé qué decir.

- ¿Qué cojones haces? - dice, mirándome. - ¡Te he dicho que confíes en mí, y si te lo digo, lo tienes que hacer!

Y reacciono. Me ha vuelto a hacer caer en sus redes, como siempre. Pero, no. Esta vez no se va a salir con la suya.

Me voy corriendo y salgo de casa.

Necesito ver a Víctor. Necesito abrazarle y pedirle disculpas por no haberle hecho caso. James es sólo un manipulador. No sé en qué estaba pensando cuando estaba dispuesta a perdonarle. Siempre me hace lo mismo.

Estoy destrozada. Corro sofocada, sin dejar de llorar escandalosamente. No tengo el móvil ya que me lo he dejado en casa, y no puedo llamar a la única persona que siento que puede ayudarme ahora mismo.

¿Por qué siento esto hacia alguien que conozco desde hace poquísimo? ¿Qué es esa sensación de tranquilidad y seguridad que siento cuando estoy con él?

¿Qué me sucede con Víctor Miller?

Sólo contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora