Capítulo 3: Te doy lastima, ¿cierto?

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– ¿Quién coño eres tú? –>>No, no, ¿por qué otra vez él? << –Pensé y me puse de pie frente a Vic, interponiéndome en el camino de mi padre.

NARRA VIC:

El tipo que obviamente era su padre me miraba fastidiado, me fulminaba con la mirada y se dirigía hacia mí, pero Caroline lo detuvo y me aparté colocándome del otro lado de la habitación.

– ¿Quién eres tú?, ¡Sal de aquí! –me grito y me acerqué a él, pero Caroline me negó, el tipo de acercó a mí haciendo a un lado a Caroline, la empujo y la chica salió disparada contra la pared para luego caer en el piso.

–Imbécil –Dije alzando la voz, y lo empujé con todas mis fuerzas, sentía que la sangre me hervía.

Giré hacia Caroline, la cual estaba llorando en el piso, me hinqué para inspeccionarla, y cuando logré acercarme a ella para tocarle la mejilla sentí un par de manos jalarme la camiseta para ponerme de pie y quedar cara a cara con su padre.

–Quiero que te largues.

–No lo haré, usted no puede tratar a su hija de esa manera –le grité molesto sin quitarle ni un segundo la mirada de los ojos.

– ¿Quieres ver que si puedo? –me retó y se acercó a ella para jalarla del brazo haciéndola ponerse de pie al lado mío.

– ¡Suéltela! –le ordené –. No tiene el derecho...

–Cállate, es mi hija y puedo –apreté los dientes.

– ¿Sucede algo aquí? –preguntó desde la puerta una de las enfermeras del hospital.

–No, claro que no, estamos despidiéndonos –le dijo aquel tipo tan arrogante.

La enfermera asintió y se fue del lugar.

–Ahora vete o llamaré a los policías para que te saquen.

–Adelante, ¡hágalo! –grité y Caroline no dejaba de llorar. La tomé de la mano y la atraje hacia mí, su padre me miró mal y antes de que intentara golpearla o hacer cualquier movimiento le tiré un golpe en la cara.

– ¡No! –chilló Caroline alejándose de mí, intenté acercarme, su padre se había tumbado en un pequeño sillón con las manos cubriéndole el rostro.

– ¡Más les vale que se larguen de aquí los dos... no quiero verte, Caroline, vete y por mí no vuelvas a casa, muérete sola! –gruñó el señor. Miré a la chica ya destrozada, le tendí la mano y ella dudo en tomarla, pero termino haciéndolo. No lograba entender cómo es que un padre podía ser tan despechado con su propia hija, y cómo podía decirle todas esas cosas sin sentir miedo a arrepentirse o vergüenza de sí mismo.

Bajamos corriendo hasta el estacionamiento y una vez dentro del auto hundí la cabeza en el volante.

–Lo siento, en realidad yo no quería...

–No hay problema –me dijo con la voz más destrozada que jamás había escuchado en mi vida.

– ¿Estás bien? –me giré hacia ella; estaba con los ojos hundidos en lágrimas que no dejaban de césar y me asintió cabizbaja.

Le acomodé el cabello que caía por su rostro, e hice que me mirará a los ojos.

–No lo creo –susurré y me acerqué a ella. Deseaba saber que tan dulces eran sus labios, deseaba hacerla sentir bien, cuidarla…

–Vic, estoy bien –me aseguró un poco más tranquila. Me alejé y encendí el motor –. ¿Adónde se supone qué iré?

–No lo sé –la tristeza y desesperación me invadían –. Podemos ir a mi casa, es el único lugar que conozco en el cual podrías estar segura

–No, no puedo –me dijo con la voz titubeante.

–Ya oíste a tu padre, no quiere que vuelvas a casa –reproché.

–Eso dice ahora, está mal, no es la primera vez que me corre –contraatacó.

– ¿La primera vez? –asintió –. Mira puedes quedarte en mi casa, no tienes de qué preocuparte. Mi hermano Mike seguro que llegará tarde y bueno tú puedes quedarte en mi habitación, yo en la sala y puedes irte cuando quieras.

–Es que no puedo

–Sí puedes –la miré a los ojos y trató de torcer los labios para formar una sonrisa que no le salió.

–Está bien.

Cuando llegamos a mi casa ayude a Caroline a bajar del auto y entramos hasta la cocina.

– ¿Quieres algo de comer? –negó rápidamente. Admiró mi casa desordenada por unos segundos y después me volvió a ver.

–Quiero dormir…

Acomodé mi habitación lo mejor que pude y acomodé a la cama para que Caroline se durmiera y lograra descansar después de todo lo que paso. Me quedé a su lado esperando a que se durmiera, pero no dejaba de mirar hacia el techo.

– ¿Por qué haces esto? –me preguntó de repente, la miré y me senté en la orilla de la cama.

– ¿Hacer qué?

–Ayudarme.

–No lo sé –dije dudoso –. Tu padre… él no debería tratarte así y lamento mucho lo de tu madre

–Te doy lastima, ¿cierto? –se incorporó en la cama.

–No. Quiero ayudarte, es sólo eso… no iba a dejarte en la calle sólo porque tu padre dijo que no quería verte de nuevo y que era mejor que no volvieras –suspiró y bajó la cabeza. Metí la pata –. Hey, pero… no te sientas mal por ello… –me acerqué a ella para poder ver su mirada.  

–No me siento mal por él –sonrió de lado –. Sino por mi madre –sus ojos se tornaban rojizos otra vez y entendí de inmediato que estaba a punto de llorar. Me acerqué a ella y la rodeé con los brazos, apoyó su rostro en mi pecho y no dijo nada. Se quedó dormida después de unos minutos. Y no se había despegado de mí, así que me acomodé en la cama con ella a un lado y me quedé dormido.

Al despertar sentí la ausencia de Caroline y abrí los ojos de golpe.

– ¿Caroline? –pregunté, no escuché nada, me senté en la cama y me froté los parpados.

– ¿Quién es Caroline? –me preguntó Mike con una sonrisa y con un plato lleno de cereal en las manos –. Por eso te fuiste del bar, ¿cierto? ¡Te metiste con una chica, hermano! –me miró sorprendido y sonriente.

–No seas idiota –me puse de pie y lo empuje abriéndome paso para salir de la habitación. Tenía que ir a buscarla, claro estaba que se había ido y yo tan estúpido que ni me di cuenta.

– ¿Adónde vas? –gritó Mike desde la puerta al verme bajar por la escalera.

–A buscarla. 

 Hola, los capítulos son pequeños porque a penas voy empezando, y espero a que empiece a tener más leídas para empezar a hacerlos más largos. 

Espero que les esté gustando, y sino, es que a penas empieza xd

Gracias por leer, y este capítulo se lo dedicó a SwaggyCx (Axel), ya que estaba jodiendome tanto en ask como en Wattpad para subierá capítulo:v ¡Ya tienes tu capítulo! .-.

Hold on till may / Vic FuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora