Hold on till may / Vic Fuentes

Capítulo 8: Los besos no se piden...

NARRA VIC:

Me sentía pésimo. Después de ducharme y vestirme, me tumbé en la cama y puse uno de mis discos favoritos para quedarme dormido.

Cuando desperté escuché ruido en la parte baja de la casa y supuse que era Mike. Bajé y ahí estaba él, pero consigo estaba Jaime y Tony.

–Hola –los salude sin ánimos.

– ¿Cómo estás, Vic? –me preguntó Tony.

Hice un puchero y me encogí de hombros.

–He estado mejor, supongo.

Comí un poco de comida y después de uno que otro regaño de parte de Tony y Jaime, se fueron y Mike me contó lo que había hablado con Caroline.

Me dormí temprano, no tenía ánimos para nada, sólo quería dormir hasta sentirme mejor…

…

– ¡Despierta!, ¡Se nos hace tarde! –gritaba Mike paseándose por mi habitación con su cepillo de dientes en la boca -. ¡Víctor! -me gritó y me senté en la cama recargándome en la cabecera.

– ¿Qué hora es?

–Las 7:45, se me hizo tarde…

–No voy a ir –rodé los ojos y Mike entró al baño, salió con una toalla blanca pequeña en la mano secándose la boca y mirándome mal.

–No eres un niño pequeño, tienes que ir…

–No me siento bien, Michael.

–Vale, vale –levanto las manos con los ojos en blanco –. Allá tú, sólo no vengas a llorar cuando repruebes física –bufó.

–Michael –gruñí.

Física no se me daba nada bien, y que digamos no era un muy excelente estudiante, pero no tenía ganas de ir, quería ver a Caroline y hablar con ella. No quería hacer nada más que verla.

–Bueno, me voy, me mandas un mensaje si necesitas algo –salió de mi habitación dejándome solo.

–Oh, y pobre de ti si te vuelves a meter algo, acabarás en el hospital –miré su cabeza asomándose por la puerta.

Suspiré, me tendí nuevamente en la cama y me dormí media hora más. Cuando desperté me puse de pie y me aliste, cambié mi atuendo y salí de casa para ir al hospital, donde supuse que estaría Caroline.

…

Estacioné mi auto en el estacionamiento y subí hasta el piso donde se encontraba su madre.

Caminé por los corredores, hasta dar con la habitación. Antes de entrar escuché su preciosa voz, pero no quise dejarme al descubierto y escuché por detrás de la pared.

–Lo siento Caroline, lo siento Señor Donovan –decía un hombre.

– ¡No!, ¡Peter dijiste que la salvarías, mentiroso! –comenzó a llorar y su padre también.

–Lo lamento muchísimo… perdóname –vi que Caroline golpeaba al tipo; un doctor muy joven y, lo golpeaba en el pecho desesperadamente sin dejar de llorar.

–Caroline –dije entrando a la habitación –. Lo siento mucho -me miró destrozada, se acercó a mí y me tendió una bofetada en la mejilla izquierda.

–Idiota –se giró y se sentó a llorar cerca de Sarah. Su padre no hacía caso, sólo lloraba en un rincón y el doctor me miraba y miraba a Caroline cabizbajo.

– ¡Vete! –me gritó enojada. Di pasos hacia atrás y caminé hacia el ascensor destrozado.

Caminé tan rápido que no me daba cuenta de que chocaba con algunas de las personas del lugar.