Capítulo 1: ¡No lo hagas!

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Estaba en el bulevar una noche de viernes. La verdad es que no sabía por qué había aceptado salir de fiesta ese día. Mike, mi hermano, me convenció al llegar a casa después de la escuela y acepté sólo para distraerme un rato.

—Mira a quien tenemos aquí – dijo Tony y chocamos los puños—. El señor Fuentes por fin se deja ver, ¿qué te ha pasado, hermano? –Había usado ése tono de voz despreocupado, sarcástico y burlón que solía hacer cuando ya estaba tomado.

—En realidad no mucho –reí y pedí una lata de cerveza en la barra.

—Mike me dijo que has tenido problemas –me tensé y bebí de la lata sin tomarle mucha importancia a lo que acababa de decirme y que me resultaba inquietante.

—Estoy intentando salir de eso –Vi a Jaime salir de los baños.

Estuvimos bebiendo un rato, lo suficiente como para decir que estábamos ebrios, me daba vueltas la cabeza pero no hice mucho caso. Habíamos tomado brandy, vodka, cerveza y un trago de ron.
Mike bailaba con una chica del lugar, al igual que Jaime. Tony estaba conmigo sentado en la barra cuando sentí que necesitaba tomar aire fresco pues me estaba sofocando.

—En seguida regreso –le dije a Tony y él asintió ligeramente sin dejar de mirar lo que fuera que estuviera mirando.

Salí por la puerta trasera que daba a un callejón, necesitaba algo que me hiciera sentir mejor, no alcohol, si no drogas...

—¡Mierda! –grité descontrolado, golpeando un basurero. Me dejé caer en el piso con la espalda pegada a la pared y me cubrí el rostro con las manos para tranquilizar mis ansias de ingerir nuevamente droga. No podía caer otra vez, ya no más. Lo había prometido y si algo me tomaba en serio, eran las promesas.

—No, no... —Me dije a mi mismo y escuché pasos cerca, levanté la mirada en busca de la persona que estaba acompañándome.

NARRA CAROLINE:

Había llegado del instituto cuando recibí una llamada de mi padre, estaba alterado, me dijo que mamá estaba empeorando y tenía que ir al hospital a despedirme de ella, pero... ¿acaso decir adiós no es doloroso? Yo no quería ir, ella aún no podía morir, no podía dejarme sola con el monstruo de mi padre.

Después de una hora de tranquilizarme salí directo al hospital y al llegar me pasé por los corredores hasta llegar a la habitación de mi madre.

–Mamá... –Entre abrió los ojos y me miró con una sonrisa cansada.

–Caroline, hija, tengo que irme ahora, estarás bien... –negué con la cabeza y me acerqué a ella.

–Mamá no estaré bien sin ti... no quiero quedarme sola... –mis ojos se inundaron de lágrimas –. No lo hagas, por favor, no me dejes.

Empezó a darle convulsiones y salí de ahí cuando la enfermera llamó al doctor. Caminé por toda la cuidad sin saber adónde iba, cuando miré a un chico tirado en el piso, no quise hacer ruido y quise pasar desapercibida con la mirada baja, pero el chico me notó y me miró a la cara, estaba... llorando.

NARRA VIC:

– ¿Quién eres? –Pregunté poniéndome de pie.

–Yo... sólo pasaba por aquí. -me dijo la chica –. No quería incomodarte, lo siento –su voz se quebraba, noté que estaba llorando y quise ir detrás de ella.

– ¿Estás bien? –le tomé del brazo.

– ¿Tú lo estás? –sus ojos se inyectaron con los míos. Su mirada era... triste, cansada, pero era muy hermosa.

–Yo... – suspiré con una sonrisa falsa –. No lo sé –ella asintió como si le diera igual, como si ya lo supusiera.

–Con permiso – se soltó de mi agarre y salió corriendo del lugar.

Intenté ir tras ella, ya que me preocupe por el tono de su voz, su mirada triste y lo mal que se veía, pero entré nuevamente al bar para tomar mi chaqueta y las llaves del auto.

– ¡¿Qué?! ¿Adónde vas? –cuestionó Jaime al verme tomar mis cosas y pagar la cuenta.

–Te veo después.

–Vic –me gire a verlo antes de salir –. No te metas en problemas. –Negué y arranqué mi auto para buscar a la chica con la que me topé.

Cerca de una tienda de ropa para dama la miré caminando a paso lento y agotada.

Estacioné el auto cerca de la cera y bajé corriendo al ver que apresuraba su paso. Iba por metros delante de mí.

No pude alcanzarla, se me perdió de vista por unos minutos, las calles aún estaban llenas de gente, pero entonces la vi...

NARRA CAROLINE:

El chico con el que me encontré hace rato... era... demasiado atractivo, tenía el cabello lacio y café, su miarada era cálida y su voz era perfecta, pero sin duda diría que es uno más de muchos otros, de los que sólo quieren hacerte daño. Me fui de ahí corriendo y él no me siguió, así que caminé. Pero a unas cuadras me volví a ver hacia atrás y él venía conduciendo un auto, me llené de miedo y corrí otra vez. Era mi fin, todo acabaría esta noche, me iría con mi madre y yo no sufriría.

Subí a un puente peatonal y miré hacia abajo, unos 5.40 metros de altura. Decidí que era la única manera de ser feliz y de no sentirme sola era suicidarme...

NARRA VIC:

– ¡No lo hagas! –grité corriendo hacia ella.

– ¿Tú?, ¿qué haces? –negó con la cabeza –. ¡Aléjate!

–No, espera... no lo hagas. –La chica estaba a punto de suicidarse, estaba colgando del puente peatonal de una avenida.

–Vete, por favor. –Dijo seca sin mirarme y miró abajo, noté que pudo horrorizarse.

– ¿Por qué quieres hacer esto? –Pregunté acercándome más, poco a poco.

–Que te vayas... –dijo molesta –. Sólo quiero estar sola. –Empezó a llorar, me acerqué cuidadoso, ligeramente y sin brusquedad.

–Quiero ayudarte.

–No creo que puedas hacerlo.

– ¿Y por qué no? –Pregunté sonando irónico. Me miró.

–Nadie puede hacerlo. –Se sostuvo con más fuerza del barandal.

–No creo que sea verdad. Y tampoco creo que suicidándote los problemas que tienes o tu vida mejoré de alguna manera, ¿lo sabes?

–Yo no quiero que mi vida mejore. ¡Sólo quiero dejar de estar triste! –sollozó.

–Vale, vale... –seguí acercándome –. No lo hagas, mira yo... también tengo problemas -logre llamar su atención y estaba viéndome –. Tengo problemas, lo admito, pero no por eso he querido o he pensado en el suicidio, porque sé que la vida cambiará y será mejor algún día... –sentía que estaba escuchándome como un estúpido, pero tenía que hacerla razonar.

–Tú no sabes por lo que tengo que pasar. –sonrió de lado con lágrimas rodando por sus mejillas.

–Lo sé, pero te aseguro que eres una persona la cual vale mucho. ¿Has pensado en tu familia?

–Yo no tengo familia. –me dijo y sentí que el corazón se me heló de dolor –. Mi madre está muriendo en estos momentos y mi padre... –tiró una falsa carcajada con un tono molesto –. A él ni siquiera le importa. Si no le importa mamá, menos yo. -miró a las estrellas, las contempló un rato.

–Tal vez a otras personas si les importes, no seas tonta, si es verdad lo que dices, tu madre te necesita -tomé su mano –. No lo hagas -me miró a los ojos, eran... tan hermosos que dolía verlos.

–Ya no quiero estar aquí

–Yo tampoco.


Hola c:, este es un capítulo pequeño, espero que les guste y comenten y voten mucho, mucho para poder seguirla /u\

Hold on till may / Vic FuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora