Capítulo 14: Siempre es una palabra muy fuerte.

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PERDÓN, ¡PERDÓN! Para las chicas que se dieron cuenta de mi gran error (el públicar, eliminar y volver a subir el capítulo) les ofrezco una disculpa y las invito y les pido que vuelvan a leer el capítulo-.\ es que los problemas siempre están presentes.

CONTINUA NARRANDO CAROLINE: 

—No tenías el derecho de decirle que estaba aquí… —le grité, haciendo poco caso a los gritos de Vic del otro lado de la puerta rogando para que lo dejase pasar y pidiendo explicaciones que yo sabía muy bien que no podía darle.

—¿No?, tal vez yo no era el indicado, lo sé… pero tenía que enterarse de que estabas aquí, y él tiene el derecho de saberlo.

—¡Caroline, ábreme…! ¡por favor! —dijo Vic. Me giré con las manos cubriéndome el rostro.

—Basta… —susurré —. ¡Basta! —grité en seco. Me dirigí a la puerta nuevamente y la abrí con brusquedad.

—Vete, váyanse… —miré a Jonathan que me miraba con tristeza y enojo al mismo tiempo—. ¡Ya me escuchaste, no me hagas repetirlo dos veces! —le dije a mi hermano. Éste negó con la cabeza cabizbaja dándome a entender que estaba molesto conmigo y salió rozándole el brazo a Víctor.

—Caroline… —murmuró Vic, y lo miré molesta, iba a decirle o reprocharle algo, pero Jonathan lo tomó del brazo y lo jaló hacia él.

—Vámonos… —le dijo. Víctor dejó caer el ramo de flores en el piso y caminó por detrás de mi hermano. La enfermera me miraba, algo confusa y atónita, pero no le tomé importancia a nada en ese momento. Era más mi orgullo, o mejor dicho mi indiferencia.

— ¿No las tomarás? —Su voz me sacó de mis pensamientos y cuando lo miré, me miró y luego miró las flores. Negué con la mirada baja, dispuesta a cerrar una vez más la puerta, pero antes de poder lograrlo, Peter apareció ante mí y se plantó en medio del marco, observó el ramo con detenimiento y luego se puso de cuclillas para recogerlas. Se incorporó y caminé hacia la cama, ya que sabía que empezaría con su típico regaño de que debía ser más amable y honesta con todas las personas que me rodeaban y que ése tipo de comportamiento no me sentaba nada bien.

Cuando me recosté sobre la cama y encendí el televisor que estaba en la esquina de la pared, Peter cerró la puerta dejando a la enfermera fuera.

— ¿Por qué? —se sentó en la orilla de la cama cerca de mis pies.

— ¿Por qué, qué? —intenté ser indiferente aunque eso me resultó imposible después de haber actuado a como lo hice.

—Caroline Donovan… está mal lo que estás haciendo, ¿sabes?

—No estoy haciendo nada malo —lo miré a los ojos y él me tendió el ramo.

—Son unas hermosas flores, no merecen tu desprecio… tómalas —se acercó más a mí y me tomó del rostro —.  Sabes que sí algo sale mal con ese chico yo estaré para ti siempre.

—Humm… —resoplé sintiéndome un poco tímida ante él, nunca me había dicho cosas como esas, tan llenas de sentimientos y cariño—. Siempre es una palabra muy fuerte, casi infinita y nosotros no lo somos… menos yo, lo sabes. —Sonreí vagamente.

—Lo sé. —Dio media vuelta poniéndose de pie y dejó el ramo sobre la mesita a un costado de la cama—. No las dejes morir. Todo el mundo debería aprender a amar tanto las espinas como los pétalos. —Susurró.

— ¿Qué? —Pregunté confusa.

—No puedes querer realmente a la flor si no te gustan las espinas. ¿Has escuchado la frase de esa canción? —Me miró y negué con la cabeza—. <<O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas>>.  Si ese chico realmente te quiere, querrá todo de ti, así como eres y por lo que eres y tienes.

Hold on till may / Vic FuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora