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23 de marzo, 2017
Pues heme aquí de nuevo en el edificio de Ciencias.
Creo que ya estoy sobre pasando el límite de acosamiento. Debería de estar haciendo mis últimos trabajos en mi casa pero, pensándolo bien, ya los terminé todos el mismo día que los asignaron.
Nerd.
Mi plan de hoy es encontrármelo por pura "casualidad" y sacar un tema de conversación. Obviamente puedo ser muy conversadora cuando me lo propongo, si fuese así todo el tiempo creo que yo sería muy popular, pero no lo soy.
Lo que haré es buscarlo, cuando lo encuentro, me acercaré con bastante lentitud y me apoyaré de mis dotes de actriz para aparentar que fue una casualidad encontrarnos de vuelta, al final sacaré conversación y listo.
Camino de lado a lado por el edificio por unos treinta minutos, luego subo al primer piso, le doy la vuelta, lo mismo con el segundo y así repitiendo lo mismo con los demás pisos hasta que llego al quinto y ya no doy más.
Siento que dejé mi pulmón izquierdo en el tercer piso.
El quinto piso es una azotea con unos cuantos salones y un área de estudio enorme. Hago la rutina que hice con los otros pisos pero me detengo en el área de estudio donde diviso una figura que ya es un poco familiar para mí.
Ahí está.
Y por obra del Señor está solo.
Okay, América, ármate de valor y camina hacia donde está él.
Doy dos pasos y él voltea hacia mi dirección. Huyo como cobarde que soy.
Me oculto detrás de la pared más próxima que encontré, es muy delgada y no creo que me oculte demasiado puesto que llevo una enorme maleta. Culpa de los profesores que me piden libros hasta por gusto.
Asomo mi cabeza un poco y diviso que él volvió a su posición original, dándome la espalda.
Bueno, es el momento perfecto para que yo avance y lo conquiste con mis encantos.
Okay, no.
Pero tengo que conquistarlo, ese es mi plan y tengo que cumplirlo.
Con un suspiro que me llena de valor, obligo a mis pies a avanzar y caminar hacia donde Joaquín se encuentra. Está leyendo un libro y se le ve tan lindo.
Le toco el hombro para llamar su atención y él desvía la mirada del libro hacía donde estoy yo. Me mira confundido por unos segundos pero luego sus ojos se aclaran y me sonríe en reconocimiento.