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05 de abril, 2017
Paso número seis: Apóyalo en lo que le gusta.
Ahora Joaquín y yo somos amigos. Hablamos todo el tiempo y ya puedo seguir adelante con el paso número seis y apoyarlo en todo lo que ama y acercarse a sus amigos. Hasta ahora él no me ha dicho nada de sus amistades, pero me invitó a uno de sus partidos de fútbol pues dice que le gustaría verme en las gradas haciéndole barra. En ese momento aprovecharé para conocer a sus amigos.
Intento ponerme lo más arreglada posible, pero que no se note tan obvio. Uso un vestido que Renato me dijo que me quedaba muy bien y unas zapatillas porque es un partido de fútbol y no el fashion week.
Armándome de valor voy hacia las canchas de la universidad y al primero que veo es al ingeniero de mis sueños conversando con un par de chicos usando el uniforme de su equipo.
Le queda divino.
Él levanta la mirada justo en el momento que lo estoy observando y llegamos a cruzar miradas. Es un momento sumamente cliché pero no importa, sentí esa conexión entre nosotros. Su mirada me examinó por completo terminando en mi rostro y me lanzó una sonrisa rompe corazones.
—Hey —llama mi atención y se aleja un poco de su grupo de amigos—, viniste —me da un beso en la mejilla como forma de saludo.
Mis mejillas arden de la vergüenza y espero que no se note que estoy roja como un tomate. Tengo un problema con enrojecerme todo el tiempo.
—Hola —murmuro y finjo una sonrisa para disimular la vergüenza.
—Ven —me toma del codo y me lleva hacia donde sus amigos. Creo que suspiro como soñadora en el momento en que su piel toca la mía—. ¡Chicos! —llama la atención ni bien llegamos a su costado.
Cuatros pares de ojos voltean a verlo pero al instante cambian de objetivo cuando llegan a notarme y me siento completamente observada.
No hagas nada estúpido, Mare.
—Ella es América, una nueva amiga.
Los cuatro me sonríen y uno a uno van acercándose a saludarme.
—Hola, América —me dice un chico rubio con ojos claritos y me da un beso en la mejilla.
—¿Así que América? —Me pregunta otro con el cabello negro y piel trigueña— Me hubiese gustado ser Colón para descubrirte.
Los demás empiezan a reírse y yo ruedo los ojos porque ese chiste ya está bastante usado.
—No le hagas caso —indica otro de los amigos de Joaquín que me acuerdo haberlo visto en varias de sus fotos—. Yo soy José —me toma de la mano para estrechármela. Es lindo, su rostro se parece mucho al de Joaquín, pero sus ojos son más claros aún.
—Él es mi hermano menor —interrumpe Joaquín mis pensamientos y aclara mis dudas.
