Despedida

111 7 0
                                    

2

Despedida.

Aquí me hallo, pensando en cómo y cuándo fue.

Dime amor cómo pasó.

Cómo es que la luz de la luna dejó de alumbrar tu rostro curvilíneo para mí.

Cómo es que ahora, en ésta tarde, ya no me amas.

¿Qué hice mal? Es la pregunta del millón.

Qué cosa puede hacer mal una criatura de Dios.

Si es que crees en Dios, que enseña, pregunta y se ausenta.

Como tu amor hacia mí, como tus palabras sin aliento y sin vida.

Ojalá pudiese decir lo mismo de mí, quisiera poder no amarte.

Me encuentro aquí, perdida, extasiada en ti, y en recuerdos sumergidos.

Mi alma duele.

Por favor escucha.

¿Alguna vez has escrito con el corazón? Tú respondes: no lo sé amor, no soy un escritor.

Prefiero no verte, no ver cómo se asoman tus cabellos por el balcón, soleado y resplandeciente. Que espera, yaciente.

La hora de dormir.

Para no hablarte, ni soñarte, porque dueles... no sabes cuánto dueles.

Si supieras, me encontrarías aquí, con la vida en las manos, colgando de un hilo.

Porque el dolor proviene de un recóndito lugar, donde nadie quiere ir.

Dicen, los que saben decir, que quién ama de verdad siente lo que el otro siente.

Pero tú no sentiste mi amor, entonces nunca me amaste.

No como yo a ti.

No así. Por Dios.

Entonces, cuando cierres los ojos ve lejos, no mires lo que queda de mí.

Lo que ya no te pertenece, porque me habré ido.

Siendo ahora la hora de dormir, quizás una hora, quizás para siempre.

Porque nunca me amaste, como yo a ti.

Amor.

Ya me habré ido

EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora