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"Déjame ver si entiendo. Si te vas, Josh deja de ver, ¿cierto?"

"Sip."

"¿Te lo vas a llevar?"

"No lo sé, no creo que sus padres me dejen."

"Soy muy insoportable, no creo que me aguantes."

"Te soportaré con tal de que puedas seguir admirándote en el espejo."

El pelinegro trató de ocultar su sonrojo, haciendo reír al menor.

Pasaron horas, y horas. La plática con la familia de Josh era agradable, aunque incómoda en ciertos momentos, por parte de los hermanos del mayor.

"Bien, ¿entonces?"

"Sí, Tyler. Josh puede quedarse contigo."

"Pero si haces una idiotez date por muerto."

El moreno miró con una gran sonrisa a su novio, tomando con delicadeza su mano, dejando un beso en el dorso de esta.

Recogieron lo más importante de la habitación del mayor, empacando una pequeña maleta, para dejarla en el coche de sus padres. Se despidió de sus hermanos, casi llorando.

Unos minutos de viaje bastaron para llegar al departamento de Tyler, bajando del auto y agradeciendo a Bill y Laura por darle una oportunidad con aquel chico de ojos rasgados.

"¡Frentón, abre la maldita puerta!"

"¡Ya voy, Taylor!"

Un chico de cabello negro y frente amplia abrió la puerta de mala gana, pero que al ver al pálido al lado del menor, sacó una de sus mejores sonrisas.