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Tyler suspiró con gracia.

Era lindo ver dormido a su novio, era lindo ver sus ojitos brillar, él era todo lindo.

Se acurrucó a su lado, besando con cariño su frente.

Apenas se conocían, no sabía si el pelinegro le quería tanto como a él.

Se enamoró de un chico invidente, de un chico que le agradaba su aguda voz, de un chico hermoso, lleno de ternura.

Le abrazó por la cintura, él fue la única persona que agradecía el que cantara, que tocara su pequeño instrumento.

"No... Te duermas, Ty..."

Sonrío al escuchar la adormilada voz de Josh, y le abrazó más fuerte, respirando su aroma.

Tan natural, tan simple, tan perfecto.

"¿Qué hubiera hecho si no te conociese, Joshie?"

La depresión y ansiedad que rondaba por su cerebro.

Aquello que pasó hace mucho tiempo le carcomía la mente.

¿Y si Josh descubría lo que hizo hace años?

Respiró hondo, cerró sus ojos, creando una imagen perfecta.

Josh.

Y él.

Se sentía como un chico de catorce años, con esas mariposas en el estómago, que de pronto se volvían un zoológico entero cuando le veía sonreír.

"Tyler..."

"¿Sí?"

"Te amo."

"Yo más, ricitos."

Un casto beso más, y otro, y otro.

Así durante toda la noche.

Josh comenzó a despertar poco a poco, dejando ver sus ojos avellana sin nebulosas dentro. Tyler  se quedó admirándolo, dejando salir suspiros de sus labios.

"Josh, ¿sabes cuánto te amo, no?"

"Lo sé muy bien. Me amas tanto como yo a ti. Me curaste, Ty."