Capítulo VIII"Una visita inesperada"

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(Advertencia Smut)


Hay una frase que dice: "Un beso es sólo un beso. Tiene la importancia que tú quieras darle. Puede no significar nada... o puede cambiarlo todo." Camila Cabello sabía... o por lo menos creía que aquel beso no tenía importancia alguna. Sabía que no debía darle importancia alguna pues no había significado nada en lo absoluto. Ese beso no había cambiado nada en su vida ni en su persona. Seguía siendo la misma aburrida doctora sin vida social que era la semana pasada. Cuando se encontraba de regreso a su departamento, luego de haber compartido tan confusa escena con Lauren, se dijo a sí misma que aquel beso no había significado nada. Se dijo a sí misma una y otra vez que haría caso a la petición de Lauren y no volvería a buscarle. Lo repitió una y otra vez hasta convencerse a sí misma. Pero entre más se lo repetía, más crecía su deseo por volver a tener frente a ella a la chica de ojos verdes. Se había pasado la semana entera reviviendo el momento del pasado domingo dentro de su cabeza una y otra, y otra, y otra vez. Analizando las palabras, los gestos y los movimientos que Lauren había empleado y usado.

Primero: la ojiverde había sido quien dio el primer paso.

Segundo: el indicio de sonrisa que logró notar ante su comentario luego del beso.

Tercero: su cambio repentino de expresión, su ceño fruncido, el tono de su voz.

Cuarto: le dijo que no volviera a besarle, cuando ella fue quien prácticamente se lanzó a sus labios.

Nada tenía sentido. O por lo menos Camila no podía encontrarle alguno. Sólo podía volver a recrear los últimos veinte segundos antes de que los labios de Lauren estuvieran sobre los suyos. Y durante esos veinte segundos, en los cuales sus ojos no se apartaron de los de ella, pudo ver en su mirada cuánto deseaba la pelinegra también que aquello ocurriera. Camila sabía que lo deseaba tanto como ella, sabía que las dos se deseaban la una a la otra desde el primer momento. La atracción entre ellas era fuerte. La tensión sexual que había también lo era. Porque eso era lo que había entre Lauren Jauregui y Camila Cabello : deseo. Tal vez ese beso no había sido el mejor de su vida ni el más apasionado o el más largo, pero había sido el beso que más le había hecho desear uno segundo.

—¿Qué estás viendo? —preguntó Dinah mientras tomaba asiento junto a ella.

El reloj que colgaba en su pared marcaba las 9:46 P.M. Era viernes por la noche, su horario de trabajo había terminado hacía menos una hora. Habían cubierto hasta las ocho ese día, lo que les garantizaba una tranquila noche sin llamadas o mensajes de texto de parte de alguno de sus compañeros para que regresaran al hospital. Ambas se encontraban sentadas frente al televisor, Camila había ordenado pizza y el reproductor de DVD reproducía una de las películas que pensó nunca volvería a ver.

—Creí que detestabas esta película.

—Lo hago.

La pantalla plasma de cuarenta pulgadas pasaba el rostro de John Travolta caracterizando a Danny Zuko, entonando la canción de Greased Lightning. Los ojos marrones de la Camilaa se desviaron hacia la mesa de centro, donde se encontraba la caja de pizza. Una de las manos de Dinah intentaba tomar uno de los pedazos. Su reacción fue inmediata, se lanzó hacia su mano y la apartó de manera brusca antes de que pudiera tocar su comida.

—¿Qué haces? —recriminó con el ceño fruncido. — No puedes tocar mi pizza.

Dinah la observó sin entender a qué se debía aquello, también con sus facciones arrugadas.

—¿Qué mierda te pasa, Karla?

—La ordené con tocino extra —explicó mientras retomaba su posición de antes, apoyándose en el sofá. — Sabes perfectamente que cuando le pongo un extra a mi comida no puedes tocarla. Mucho menos cuando se trata de tocino.

"Tu seras mi Perdicion"   (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora