Capítulo XII"A lo Jauregui"

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"Puedo con esto," pensaba Camila una y otra vez. "Es lo que necesito. Necesito a alguien que esté dispuesta a estar en mi cama luego de un largo día de trabajo, sin obligaciones o compromisos que me alejen de mis deberes." Esas fueron las palabras exactas que usó para terminar de convencerse a sí misma pues, luego de haber pactado aquel trato con la morocha, no tardó más de una hora en comenzar a dudar en si había hecho lo correcto, lo mejor para ambas. O por lo menos para ella.

¿En verdad se creía capaz de poder tener relaciones sexuales con Lauren Jauregui y compartir tiempo con ella sin terminar enamorándose de ella? A decir verdad, al principio sí lo hacía. Cuando se decidió por proponerle aquello a la ojiverde se sentía capacitada para poder llevar el plan acabo sin romper alguna de las cláusulas. Pero, luego de aquellas últimas y fantásticas dos semanas en las que había tenido encuentros con Lauren entre las sábanas de la cama de alguna de las dos, sobre su sofá de cuero o sobre el sofá del apartamento de la cantante, en la ducha o en la tina, o en cualquier parte de sus respectivos hogares, comenzó a dudarlo. Estaba acostumbrándose muy rápido a verle la mayoría de los días, aunque fuese por lo menos durante una hora, y sabía que aquello no era bueno. No quería comenzar a echarle de menos cuando no la tuviera cerca, no quería acostumbrarse a su compañía, a la sonrisa juguetona que solía aparecer en su rostro cada que la ojiverde se paraba frente a su puerta, a su embriagante perfume, a la silueta de su cuerpo desnudo, al calor de su cuerpo y a aquel sentimiento de bienestar que le traía el hecho de compartir la cama con una mujer tan maravillosa como resultaba serlo Lauren Jauregui. Aunque sólo compartiesen la cama durante varios minutos. Minutos que hacían que los días de Camila Cabello valiesen la pena, minutos que lograban borrar todo el cansancio que un largo día de trabajo en la sala de emergencias podía dejarle a la morena y reemplazarlo con una sonrisa. Minutos que se habían convertido en su parte favorita del día. No, no estaba enamorada de Lauren. Pero estaba acostumbrándose a ella, y ni siquiera hacía nada al respecto. Tampoco pretendía hacerlo. Por primera vez en su vida iba a dejar que las cosas tomasen el rumbo que debiesen tomar, sin intervenir ella en los plantes del destino. No le importaba el hecho de que aquello no les dejaría absolutamente nada a ninguna de las dos, no le importaba saber que la pelinegra la veía como una simple distracción, como una aventura. Porque ella también veía a Lauren como eso, y nada más. Por lo menos así lo hacía hasta el momento.

Su celular vibró dentro del bolsillo de su bata y lo sacó de inmediato para ver la pantalla.

"Ocupada?"

Su sonrisa fue inevitable al leer que había sido enviado por Lauren. Verificó la hora también en la pantalla de su móvil antes de comenzar a teclear.

"Estaré disponible en una hora, más o menos. Tienes planes?"

Envió el mensaje de texto y guardó su celular de nuevo en su bolsillo al notar la presencia de alguien más a su lado. Elevó de inmediato la vista y se encontró con el rostro de uno de los enfermeros con quien, además de Dinah, tenía mejor relación dentro de su zona laboral

—Hola, Hiro —musitó mientras se apoyaba sobre la pared.

—¿Cansada, Cabello?

—No mucho.

La verdad es que sí estaba cansada, había estado en el hospital desde muy temprano ese día, y su reloj ahora marcaba las 10:13 P.M.

Sus turnos dentro del hospital se habían alargado notoriamente durante la última semana. Había estado cubriendo horarios de más de doce horas continuas, horas que habían resultado ocupadas en demasía. Lo que le dejaba a Camila poco tiempo para descansar y, tomando en cuenta que el poco tiempo que tenía para poder dormir lo gastaba teniendo sexo con Lauren, sus horas de sueño habían disminuido bastante. La sala de emergencias parecía por fin tranquilizarse un poco ese día. Los episodios más traumáticos ya habían pasado y la mayoría del personal ya se había retirado, excepto por los que tendrían que cubrir el turno nocturno, y ella, quien podría irse sólo hasta después de las once. Lo único que lograba hacerle sentir mejor en ese instante fue confirmar que Lauren tenía planeado algo para aquella noche al leer su nuevo mensaje de texto:

"Tu seras mi Perdicion"   (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora