Juego.

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Las semanas pasaron rápidamente uniendo cada vez más al pelinegro alfa y al rubio omega. No hablaban demasiado en la escuela, pero si que lo hacían cada noche por teléfono.
Pasaban horas hablando de estupideces, entre ellas de las cosas que deseaba hacer Jimin en el futuro y de la tienda de brochetas de cordero que quería hacer Yoongi junto a su hermano, etc.

Cada semana que pasaba, era más fácil confiar en el alfa. Jimin pensaba que la mayoría de ellos eran unos imbéciles y aún lo creía bastante, pero aquel chico pálido era la fiel excepción a todo. Incluso luego del incidente de la cena, el pelinegro había vuelto a aparecer por su casa a pedir disculpas. Obviamente su madre no se negó y lo invitó a pasar, cenando todos juntos aquel día.

Jihyun su hermano menor, las primeras semanas que vio a Yoongi en la casa no hacía más que esconderse. Le intimidaba el alfa. Jimin le había contando que no era tan malo como parecía, a pesar de que diera un poquito de miedo cuando estaba demasiado serio.Y sin que nadie pudiera creerlo ahora ambos se llevaban bastante bien, por lo que cada vez que se encontraba en casa cuando Jimin iba con Yoongi y Tae, se pasaba la tarde con ellos jugando videojuegos.

Taehyung ya le había podido sacar la verdad a su mejor amigo. Un día peleando, cuando ya no sabía cómo hacerle admitir que Yoongi le gustaba, termino sacándole de quicio.
El rubio le gritó y admitió todo, aunque dejó muy en claro que jamás se confesaría o algo, que le gustaba mucho la amistad que tenían como para arruinarlo de esa forma. Además sabía que Yoongi no se enamoraría de él.
El pelirrojo por su parte odiaba cuando Jimin decía aquello. ¿Acaso era el único idiota que no veía como se comportaba el alfa con su él? Le brillaban los ojitos y siempre lograba ver que se sonrojaba con Jimin, cuando eso era imposible viniendo del alfa.
El único que no lo notaba era claramente el rubio.

Era sábado y estaba preparando sus cosas para ir al juego de basquetbol que tenía su escuela. Jimin debía ir como representante del periódico escolar, además que iba a estar de ayudante de sus profesores. Aunque claro, no le había contado nada a Yoongi. El pelinegro le había estado insistiendo de hace días que le fuera apoyar, porque necesitaba que alguien lo hiciera. A lo que el omega le respondió, que su familia y todos sus demás amigos lo irían a ver, finalizando en que no necesitaba de él. No captando para nada el doble sentido de lo dicho por el alfa.

En fin, de todas formas iría al juego a animar al odioso de Yoongi. Había descubierto en aquellas semanas que era extremadamente infantil el alfa. Hacía muecas cuando algo no le gustaba, gritaba de la nada y un montón de cosas que Jimin comenzaba a guardar dentro de su corazón. Era la primera vez que le gustaba tanto alguien. Luego de admitirlo, había comenzado a apreciar aún más cada cosa que decía o hacia Yoongi.

Ahí se encontraba, arreglando un pequeño bolso con ropa extra.
Le habían pedido que fuera con ropa deportiva, así que decidió llevar un cambio por si acaso. Guardo la cámara que los chicos del periódico le habían prestado, su teléfono, billetera y un pequeño regalo que había comprado para el alfa, ya que se trataba de su último partido. Yoongi se graduaba ese año, por lo que quería darle algo para que recordara ese día, independiente si ganaban o no.

Taehyung también iría al juego, aunque para nada a animar a su escuela. Iba por el simple hecho que habían hecho una apuesta. Así que iba solo a atormentar al rubio para que la cumpliera. Jimin no paraba de decir que era un pésimo amigo y que no debía incitarle a hacer esas cosas vergonzosas. A lo que el pelirrojo solo le decía que luego le agradecería.

Teniendo todo listo, bajo las escaleras notando que su teléfono vibraba demasiado. ¿Quién de sus odiosos amigos sería?
Sonrío enseguida al ver el contacto.

Not bad at all ~ YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora