Confusión.

26K 3.2K 2.2K
                                    

El rubio no dejaba de ver los labios de Yoongi. Estos estaban de un lindo color rosa y se veían sumamente besables.
El pelinegro inocentemente había pasado su lengua con lentitud por su labio inferior humedeciéndolo sin dejar de mirar al omega, no ayudando para nada a la imaginación de este que ya iba a mil por hora, pensando en el posible sabor dulce de aquellos delgados labios.

— C-cierra los ojos... – habló él omega tembloroso. El pelinegro frunció el ceño pero aún así acató su orden.

Se veía tan inocente Yoongi con los ojos cerrados, esperando algo de lo cual el omega aún no estaba preparado mentalmente para hacer. Respiró profundamente, acercándose lentamente a la boca del otro.
Dejo su rostro a escasos centímetros, casi rozando aquellos labios....Pero no podía. No se atrevía a hacerlo.
Pensando en lo que era mejor tanto para él, como para su corazón y amistad, se desvió depositando un suave beso en la comisura de los labios de Yoongi, aguardando lentamente hasta que pasaron unos segundos y se retiró con lentitud.
Consumido por la vergüenza y el bochorno que sentía al darle un beso, empujó al alfa quitándolo de su camino y se hecho a correr, debía huir o seguro que haría alguna idiotez.

— ¡Jimin! ¡Espera! – gritó el pelinegro corriendo detrás del veloz omega.

¿Qué problema tenía Jimin con siempre estar escapando de él?

El rubio corriendo como si su vida dependiera de ello, se movió entre la multitud con agilidad. Estaba a punto de llegar a la salida del gimnasio cuando chocó con un chico bastante alto, empujándolo casi cayendo al piso, de no ser porque lo sostuvo de un brazo.

— ¿Jimin? – habló el chico de pelo morado.

— ¿Namjoon hyung? – preguntó confundido. ¿Qué hacía el mayor allá? No le veía desde la fiesta. – ¿Qué hace....- no alcanzó a terminar de formular su pregunta cuando escuchó los gritos de Yoongi muy cerca.

Sin dar explicaciones se soltó del moreno y echó a correr nuevamente. No quería que Yoongi notara su descontrolado corazón y su maldito sonrojo.
Ya estaba comenzado a cansarse, pero no se detendría por nada del mundo. Más bien alguien tendría que detenerlo, cosa que pareció suceder bastante rápido.
El pelinegro le había alcanzado pescándolo con tanta fuerza por el brazo, que le hizo daño.

— ¿Por qué mierda siempre haces esto? – dijo jadeante y molesto el alfa, deslizando su mano por el brazo del otro hasta llegar a la pequeña mano del omega, entrelazando sus dedos, dejando con la boca abierta al otro. – Te he estado gritando que el entrenador te necesita. Me ha dicho que eres el encargado de repartir las medallas. Tonto. – dijo apoyándose con su mano libre, sobre sus rodillas para calmar su respiración.

Oh, pequeño detalle que había olvidado. Era el ayudante de sus profesores para hacer la entrega de los premios.
Resignado y más avergonzado aún, Yoongi lo arrastró nuevamente al interior no soltando en ningún momento su mano, incluso cuando saludo de pasada al de pelo morado. Jimin no quería ni levantar su rostro por actuar tan impulsivamente. ¿Por qué no podía controlarse cuando se trataba del lindo pelinegro?

~

Desde lejos una persona les observaba sonriendo, pensando en que por fin su mejor amigo había encontrado al amor de su vida.

— Nam, ¿a quién ves tan feliz? – preguntó el chico castaño y tan alto como él, a su lado.

— Recuerdas que Yoongi hace poco nos contó sobre que tenía un nuevo "amigo" – se giró para ver a su pareja, haciendo con los dedos las comillas. – Bueno es el pequeño rubio que le está cargando. Se llama Jimin.

Not bad at all ~ YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora