Jimin es un omega que considera que no debe ser propiedad de nadie. Yoongi es un alfa que está secretamente atraido por el pequeño omega.
Ambos se han conocido después de encontrarse en una pequeña fiesta.
Pero...¿qué pasara luego del incidente que...
El pelo de Jimin y Yoongi sigue igual, o sea rubio y pelinegro, para que no se confundan con las fotos. Disfrútenlo, ámenlo y llórenlo, como yo también lo hice.
Los preparativos estaban totalmente listos. La gente ya llenaba el lugar por completo esperando a la gran pareja. Tanto la familia del alfa, como la del omega estaban en su totalidad, además de sus amigos llenando el gran la gran iglesia en la que se haría la ceremonia. Todos esperaban alegres y expectantes a pesar de que el inicio de esta llevaba algunos minutos de retraso, provocando que solo una persona no se sintiera para nada feliz, totalmente perdiendo la paciencia.
— ¡Es que no me lo puedo creer! – gritó él omega mientras caminaba por toda la habitación, dando fuertes pisoteadas al suelo.
— Ya...Jimin cálmate... – habló el ahora castaño de Taehyung. – Seguro dejo el teléfono en casa o algo...– murmuró con las manos extendidas a su amigo.
— ¡NO! ¡Estoy seguro que ese imbécil se quedo dormido! – gritó tirando de su cabello, despeinando un poco este. – ¡¿Por qué justo el día de la boda tenía que quedarse dormido!?– exclamó exaltado.
— ¿Llamaste a Namjoon? Recuerda que se iba a quedar con los chicos anoche...– murmuró por lo bajo el castaño, temiendo que su amigo aumentará su enfado.
— ¡Ninguno de ellos me contesta! – lloriqueó. – Ni si quiera Jin sabe dónde están. Te juro que si no llega dentro de media hora, no me caso. – refunfuñó tirándose al sillón de la pequeña habitación donde hace algunas horas había estado arreglándose.
Cuando ya Taehyung pensó que no podía con el malhumor de su rubio mejor amigo, se abrió la puerta dejando ver a su alfa en un perfecto traje negro de alta costura. Salvándolo de que se lanzará por la ventana, al no saber cómo lidiar con la situación.
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— ¡Jungkook! – gritó emocionado el castaño lanzándose a los brazos de su pareja, refregando su nariz en el cuello del otro. No le había visto en todo el día, por lo que lo había extraño bastante. – Te ves muy guapo, amor. – le sonrió escaneándole de pies a cabeza.
— Hola cariño, tú también te ves hermoso. – dijo y besó los labios del chico. Ignorando al malhumorado omega.
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