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Masajea sus mejillas con suavidad, el mentón, el cuello y frente, ocultando sus labios de aquella crema espesa y pegota que a veces le dejaba un mal sabor.

Un poco mas en el pecho y otro mas en las manos visibles y otro poco en los brazos que de igual manera se ocultaban debajo de la camisa blanca.

El protector solar lo vuelve a guardar en la mochila justo cuando unos de sus compañeros aparece y con una botella de gaseosa con sabor a naranja. Su favorito.

El recién llegado se deja caer en la silla de al lado dejando estirar sus largar piernas tocando con malicia las patas de la mesa contraria, solo por molestar y por enojo de a ver perdido.

-Gracias. - dice el ganador con la misma malicia ajena tomando con ambas manos la botella de naranja y bebiendo de ella como si fuera lo mas placentero. - Mmm...

Y con más maldad porque el otro ya apoyaba su codo con el pupitre y el mentón en la palma de la mano, mirándole con el ceño fruncido y la nariz arrugada. Lo odiaba.

-La próxima te voy a ganar.

-Me en cantarían ver eso.

Porque no es la primera que pierde y tampoco sera la última. Mientras él desgraciado sonríe victorioso, agrandando su sonrisa, estirando sus gordos labios rosados, mientras sus pestañas blancas se cerraban y el contorno de los ojos se les arrugaba.

El otro niega bufando porque a veces perdía a propósito, cuando el ajeno solo le insiste en una apuesta. Tal apuesta que es muy obvio que el de las pestañas blanca podía ganar y el solo acepta para que deje de molestarlo y para simplemente cumplir un capricho como el de ahora, una gaseosa de naranja.

-¿Hiciste la tarea de matemáticas? - el ajeno asiente cerrando la tapa de la botella, dejándola en un rincón del pupitre buscando entre sus cosas lo que ya sabe que el de al lado le va pedir. - Yo no lo hice, presta.

Y le da el cuaderno, con todas las respuestas. No sabe si son correctas o no, pero el otro igual las copia porque no tenía ganas de pensar y romperse la cabeza en los resultados en tan solo diez minutos.

Entonces copia como está, con todos los errores y aciertos. Porque si a Taemin le va mal a él también le iría mal.

***

Taemin espera paciente sentado en la silla mientras los demás se desvisten en el aula, hablando de cosas que no entiende o no les interesa como también en la próxima evaluación que tendrían y muchos aun no habían estudiado.

La camisa de su compañero le llega de sorpresa a la cara, provocando la risa mas de uno y hasta la misma suya cuando se la saca y la tira en el suelo. Porque la camisa esta blanca pero el suelo no, tampoco la suela de su zapato.

Más de una risa se escuchó y mas fuerte también, ahora la camisa blanca paso a ser a una gris con varias suelas de dibujos porque no es solo él quien la patea y la usa de pelota o de trapo.

Porque los demás también lo hacen y ríen a los loco cuando el dueño se desespera en agarrarlo y ahora esta pasándose de una mano a otra. Menos en las manos del dueño.

Taemin también quiere ser partícipe del juego y lo hace, riendo a lo grande porque la travesura del otro salio mal para sí mismo. La sonrisa se le borra cuando una mano que no vio le llega al pecho, deteniendo todo juego suyo pero no el de los demás.

-No debes agitarte tanto, tu corazón.

Y se había olvidado de eso. Porque todos los demás están cambiándose o vestidos ya para la ocasión. Vestidos con la ropa deportiva de educación física, todos menos él, quien aun seguía con la camisa y el pantalón largo.

Los ojos de un albinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora