Sus pálidas piernas estaban descubiertas, la luz del foco en medio del techo alumbrando su habitación y a él, tapado solamente la mitad de su cuerpo, la mitad de su torso. Desde la ventana se podía ver con claridad la bella vista que la nieve deja a su paso, cubriendo el pasto, la calle y los arboles, más también su casa y las de los vecinos.
El ambientarte frió al albino no lo frenaba, TaeMin adoraba pasearse en ropa interior en su habitación, con las cortinas de la ventana abierta para que todo aquel que decida mirar por ahí lo podía hacer con mucho gusto, como ahora y con la luz prendida que olvido apagar anoche.
Su cabello blanco es amarrado por la coleta que estaba sobre el buro, y él apenas se sienta en la cama para poder hacerlo, mirando en el acto su habitación desarreglada que al fin y al cabo el no iba a limpiar, seguramente su mamá lo hará más tarde o tal vez nadie lo haga.
Con sus dedos recorre sus piernas flacas y estiradas en la cama, viendo si había una posibilidad de que algún pelo decida a perecerse por ahí, porque apenas ve esos pequeños bellitos blancos que ni se ven, y que solamente con la cercanía en la que él está son visibles. Bufa porque apenas tiene bello tiene sobre sus genitales y sobre su pelvis, y ni hablar en la axila, pero piernas y brazos era una completa señorita. No había nada.
Se refriega los ojos con pesadez mientras abre su boca bostezando y dándole menos ganas de levantarse, y son las once de la mañana y quiere seguir acostado, si es posible hasta las dos de la tarde, pero sabe que es eso es imposible porque dentro de unos pocos minutos ya la tendrá a su progenitora detrás de la puerta llamándolo una, otra y otra vez hasta que él se levante y decida abrir la puerta .
Y así sucede.
—Hijo.
Bufa mas fastidiado porque sus planes de estar acostado y encerrado en su habitación hasta las dos de la tarde se ve interrumpido, y sabe que debe levantarse de la cama aunque no quiera y aunque ahora se tira con más ganas tapando su cara con la almohada. Sabe que ya tiene que levantarse.
— ¡Queeee!
— ¿Podrías ir a comprar al super? — No hubo respuestas de parte del menor porque ella sabía que ese silencio significaba un rotundo NO — Puedes quedarte con el vuelto.
Solamente eso basto para que el menor pudiera levantarse de la cama y abrirle la puerta y ver a su hijo aun en ropa interior en la fría habitación desordenada, más con una sonrisa que llevaba puesto en el rostro y esa manito ser levantada, y estirada mostrando solamente la palma.
— El vuelto y un poquito más.
*
El carrito que empuja se detiene en los lácteos porque el queso de marca que su mamá puso en la lista en los estantes no está, y él no sabe si llevar o no esas marcas caras o baratas que están ahí.
Su nariz se frunce al igual que sus labios tratando de batallar en su mente de cual llevar o no, y aunque en su mente diga "Si, el más caro" sabe que por el otro lado dice "no, mama compra lo barato" y de su boca se le escapa el Vieja tacaña porque ahora tiene una batalla en su mente y una duda existencial de cual llevar o no y sabe muy bien que su mama es capaz de llevar la más barata.
— ¿Problemas?
Y eso empeora porque la voz de un extraño se hace presente detrás suyo y lo que menos quiere ahora es un viejo asqueroso coqueteándole porque mal o bien y a pesar de ser niño a veces su cara de nena lo dificulta un poco con los degenerados pero parece ser que a ellos no les importa que sexo tenga él.
— No te importa.
No voltea, ni piensa hacerlo y le parece mucho más interesante la selección de los quesos que seguir un dialogo con un desconocido viejo asqueroso que él mentalmente está matando con cuchillos.
ESTÁS LEYENDO
Los ojos de un albino
FanfictionSe inquieta solo porque esta a tan solos unos pasos de distancia a una puerta que desde hace tiempo ya conocía, su estómago se estruja con tan solo unos nervios, su mano ahora duda en tomar el picaporte y entrar. De sus labios gordos sale un suspir...