XII

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Su madre estaba apunto de volver a gritar su nombre por cuarta vez en el día porque se les hacia tarde, hasta que lo vio bajar las escaleras ya vestido y preparado para salir.  Era el día de chequeo de su corazón y hoy tocaba dejar a padre e hija solos, la nieve dejo de caer y el sol apenas se esconde de las nubes. TaeMin quien llegaba  a la entrada de la puerta se pone los botas de la nieve junto con su madre y emprenden un largo viaje al hospital en el auto. 

Había cierta inquietud por parte del menor que quería correr y jugar, aun quesea un solo deporte o bailar sin que su corazón dependa de un hilo, por mucho tiempo fue observado por sus padre sobre su conducta por temor a perderle desde pequeño y él aun recuerda las fuertes punzadas que recibía en el pecho cuando corría solo pocos metros o solamente la agitación de correr en el pequeño patio de su casa. 

Antiguamente a cada dolor en el pecho, TaeMin debía ir a urgencias a revisar su corazón por la manera errática de latir y de no dejarlo tener una vida como todo niño, correr, jugar, tropezarse, volver a levantarse y seguir corriendo. Con el tiempo los medicamentos fueron descendiendo a ser, ahora solamente uno por la mañana y uno por la noche cuando se lo requiere.

En estos momentos TaeMin tiene muchos sentimientos encontrados, por la felicidad de poder recibir  una buena noticia sobre poder hacer actividad física  y por otro lado está el perder esos días en donde estaba solamente con el medico Kim al saltarse educación física. Aunque la mayoría de veces eran puros arrumacos, besos y ganas de arrancarse los pelos del odio que se tienen mutuamente, el albino reconoce que JongHyun se preocupa por su salud, como las primeras veces que tomaba su pulso para después besarlo, volver a chequearlo y verificar que efectivamente no debía pasarse de la linea porque el menor todo alborotado quería absolutamente mas y mas y "la puta madre TaeMin, no puedo porque no se que puede pasar con tu corazón". 

Sin embargo, este ultimo año su corazón se porto de lo mas bien, de lo que se podría comparar con otros años anteriores, siendo el mismo medico de cabecera que, ante su ultimo análisis, dándole respuestas positivas y mas esperanza para toda la familia provocando que ahora el albino festeje internamente pensando en que cosas podría hacer ahora y no exactamente en deporte, si no mas bien cosas que pueden hacer dos personas en una habitación.

- Hay algo que quiero decirte, pero no se lo digas a tu padre. Por favor. 

Dijo de pronto su progenitora con la vista en  frente, una mano en el volante y otra en la palanca de cambio. 

- Ay, no me asustes. 

¿Como no asustarse? cuando el único ruido y entretenimiento era la radio encendida con música pedorra y romántica ambientando el silencio.

Su madre chasquea la lengua, acompañándolo después con un suspiro pesado que TaeMin lo puede sentir en el pecho.  

- Después de la visita del cardiologo tengo turno para el obstetra.

No hubo palabras que pudieran salir de la boca del joven albino, porque sabe perfectamente a que va su mamá a ese medico. Mucho tiempo siendo único hijo cuando de golpe ¡pum!, otra visita medica, pero no para él sino para su madre. 

Otra vez pañales, llanto y celos hacia un ser que ni siquiera puede caminar. 

No hubo ni otra palabras mas por parte de nadie, ambos se mantuvieron en silencio hasta la llegada al hospital. Tapaboca puesto, alcohol en gel en la cartera y en el bolsillo de la campera, las manos limpias, el gorro y la bufanda bien puesto para evitar el frió a la salida del auto. 

Un saludo a la recepcionista, a los enfermeros y a la pediatra que lo atendió hasta hace pocos años, él ya era conocido en el ambiente y podía reconocer a casi todos. No hubo mucho que esperar, ni si quiera tuvieron que esperar en la sala porque apenas se le informo al medico de la llegada del albino en segundos lo llamo, y TaeMin estaba que los nervios se lo comían. 

- Tocayo. - dijo el Cardiologo y el menor sonrió.

- Hola señor, Lee. - respondió la mujer. 

- Hola Jinki Hyung- dijo TaeMin. 

*

Ante sus bellos ojos hay algo muy, pero muy hermoso y no es solamente uno, sino que son varias bellezas sentadas en la sala. Muchachas hermosas, todas en la dulce espera hablando de su bebé, del chequeo y si tienen mas hijos, mientras que él estaba ahí, parado contra la pared en una esquina observando su celular, viendo los memes y como su madre se inquieta a su lado, de pie igual que él, mientras habla con otra chica acerca del parto que tuvo que sufrir para traerlo a él a este horripilante mundo.  

Horripilante para TaeMin, porque su progenitora jamas diría algo así. 

La batería se le estaba agotando y un suspiro mas sale de su boca, se pregunta porque tardan tanto si solamente es una pedorra ecografia o algo que ni el mismo sabe. 

Hasta que la puerta se abre y la parejita sale, con un "Al fiiiiin" por parte de TaeMin mentalmente. Pero algo no estaba bien, y nunca lo estuvo, porque reconoce a ambas personas que salen de ese cuarto del horror, reconoce la mirada de horror de ese hombre que cubre la mitad de su rostro con el tapa bocas y aquella mujer que lo toma de la mano para seguir caminando. 

Algo dentro de TaeMin se rompe, aunque sabia perfectamente que una vida junto a él nunca fue segura, ni si quiera esos sentimientos que creyó que JongHyun tuvo para él. 

JongHyun es un maldito desgraciado hijo de perra. 

Y él un estúpido por creer, por tener esperanza de que algún día JongHyun le correspondería. 































































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Volví, pero no volví. 

Los ojos de un albinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora