Obsesión Inmortal (UKiss y tu)

Capítulo 20: Momento de enfrentarlo

—Adiós —se despidieron Gaeul y Vannia antes de salir apresuradas y aún después de unos segundos, el silencio se hizo más denso e incómodo.

Sabía que yo era la que debía decir algo, pero no sabía qué era lo correcto.

Qué tal algo como:

Lo siento, lo que escuchaste fue un error.

O tal vez el decirle que eso era lo que sentía.

—Vendré en otro momento —se dio la vuelta.

—No, espera.

Lo iba a hacer.

—Yo... lo que dije...

—¿Fue un error?

Podría simplemente haberle dicho que sí.

—No —pero no lo hice.

¿Por qué tiene el rostro tan inexpresivo?

—Kiseop, esto no te lo había querido decir porque estabas con Bom Hi, pero...

Espero no arrepentirme de esto.

—Me escuchaste decir lo que siento. No sé cómo pasó y tampoco cuándo, pero sólo pasó...

—________(tn) —me interrumpió—, no estoy para bromas como esta —realmente se veía molesto.

—¿En serio crees que es una broma? ¿Por qué lo haría?

—Es lo mismo que me estoy preguntando —dijo entre dientes y enseguida se dirigió a la salida.

Definitivamente me había herido, pero era obvio que pudiera pensar eso; aunque no me lo esperaba.

Aún así ya lo había dicho y no me iba a quedar así, por lo que salí corriendo a buscarlo.

Cuando bajé a la sala, sólo vi a Kevin —que le hacía mimos a Azul—, y le pregunté por su amigo, a lo que me respondió que acababa de salir.

Me dirigí al jardín y lo vi subiendo a su auto.

—¡Kiseop, espera!

Me miró, pero su ceño se frunció mientras abría la puerta.

—¿Quieres escucharme?

Caminé hasta él y tomé su mano para retenerlo a pesar de que no era mucha garantía que fuera a hacerlo por mucho rato, así que tendría que hablar sin rodeos.

—No es broma, realmente... me... —bien, era más difícil expresarlo de frente.

—Ni siquiera puedes decirlo.

—¿Crees que es fácil hacerlo cuándo no te agrado ni un poco? ¿Cuándo crees que solo estoy molestándote?

—Tengo cosas que hacer.

Oh, bien. Tendría que usar mi ultimo recurso.

Llevé mis manos temblorosas a su rostro y lo atraje hasta unir nuestros labios.

Se mantuvo tan inmóvil que parecería que me había vuelto loca y besaba una estatua.

Estaba por dar un paso atrás cuando al fin sus brazos rodearon mi cintura, acercándome más a él así que me abracé a su cuello.