Capítulo 55

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Camila usó toda su fuerza para no desviar la mirada, no era una guerra muda sobre quién se quedaba más tiempo observando a la otra, pero tenía la convicción de que era una buena periodista y que como tal no podía sentirse insegura frente a alguien, menos frente a Lauren Jauregui.

Los aplausos continuaron por unos segundos más, todos los asistentes del desfile quedaron demasiado a gusto con lo que Lauren les entregó. ¿Lograría con ello ampliar sus oportunidades? Lauren estaba hablando con una de las modelos, pero cuando quiso devolver la mirada hacia donde Camila estaba sentada, encontró el asiento vacío. Sonrió de medio lado con sarcasmo, que se fuera pronto porque no tenía cabeza para pensar en otra cosa que no fuera el gran momento que estaba viviendo. Podía sentirlo, se avecinaba algún contrato para vender su ropa en una tienda comercial exclusiva, ese era el primer paso a seguir para abrir su cadena de tiendas para la marca M&C.

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Nauseosa y con la piel sudorosa, la morena llegó al primer baño que encontró a su paso. No había desistido en bajar la mirada hace un momento, pero se sintió tan ajena en ese ambiente donde no era bienvenida por parte de la protagonista del desfile, que no soportó más tiempo y se retiró. La reina del Universo poseía todo el derecho del mundo de celebrar y recibir aplausos. Camila tenía muy en claro que ella era la persona menos indicada para observar aquello. ¿Por qué quedarse? De todas formas, su sistema nervioso la estaba traicionando y se aferraba a su cuerpo para dominarlo a su antojo, ese era el motivo de que se sintiera mal físicamente.

¿Realmente debió aceptar venir aquí? Podía sentir en el bolsillo de su abrigo la grabadora que trajo, eso la hacía sentir peor. ¡Ni siquiera había terminado la entrevista, no tuvo el coraje de acercarse! ¿Qué iba a llevarle a su jefe? Con la sensación de que en cualquier momento vomitaría, se encerró en un cubículo y levantó la tapa del retrete, pero en ese minuto escuchó la puerta del baño abrirse de manera torpe como si alguien realmente estuviese urgido por estar allí. Pero no era una persona, eran dos. Un poco asustada levantó los pies sobre el retrete, no quería oír nada, pero le era imposible no hacerlo cuando esa pareja estaba demasiado apasionada en su atmósfera. ¿Quién podía tener sexo en un baño relativamente público? Mentalmente se regañó por pensarlo, ella lo había hecho y no podía negar que era excitante el factor de correr el riesgo de ser sorprendida.

Entraron al cubículo de al lado, podía escuchar como una mujer jadeaba quizás contra la piel de la otra, porque sí, eran dos mujeres, pudo percibirlo.

Los jadeos de una de ellas no llamaban su atención en lo más mínimo, fue el tono ronco y erótico de la otra mujer lo que comenzó a despertar sus sentidos. Avergonzada se sonrojó, era totalmente inmoral excitarse con la actividad sexual de otra pareja ¿ no? ¿Desde cuándo se preocupaba de lo correcto? Apretó los dedos de sus pies, el jadeo de aquella mujer llegaba cada vez más cerca de su propio oído, como si estuviera follandola a ella. Podía irse sin hacer ruido y dejar que esa pareja tuviese la privacidad y tranquilidad para hacer lo que quisiera, pero había dos razones que se lo impedían. Uno, la pareja no sabía de su presencia y dos, quizás en el fondo estaba demasiado excitada como para salir de allí. Eran una mezcla de besos y golpes contra la pared, jadeos y gemidos que iban incrementando, mientras más se retozaban una contra la otra.

Camila: Dios. –Susurró dejando una mano sobre su frente, la sudoración por la ansiedad se había convertido en humedad en todos los rincones de su cuerpo. Tuvo que enterrar las uñas en sus muslos para no gemir, la otra mujer casi gritaba del placer. ¡Perra con suerte! Seguramente su amante conocía su cuerpo o tenía una larga experiencia como para provocarle semejantes reacciones. No sabía que le hacía, pero deducía que era jodidamente buena.

Cinderella {Adaptación Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora