Stakes (Lapidot)

Capitulo: 1

Narra Peridot

-¡PERIDOT!!

Oi unos gritos desgaradores que probenia de un pequeña voz de una niña. Eso me hizo despertar terradamente abriendo mis ojos como platos. Lo primero que mis ojos corrieron a ver, fue el cielo blanco y las paredes blancas de un cuarto completamente en blanco, me incorpore sientandome a la cama y flote mis ojos con mi mano derecha porque comenzaba a dololerme un dolor pulsante, por la fuerte luz que probenia de la gran ventana que sus cortinas eran blancas y se movian con el movimento del aire.

Me tape el rostro con mis dos manos por la inmensa luz del sol. Tome la sabana y baje de la cama llendo a una esquina de este cuarto blanco y me siente en ese lugar tapandome con ella completamente para que la luz ya no me lastimara mas.

No entendia lo que realmente estaba pasando, todo esto se me hacia nuevo para mi. Solo queria una explicacion aunque fuece pequeña.

Pero, Queria a mi Madre a mi lado.

Cerre mis ojos por un momento calmando ese dolor, pero se habia oido abriendo la puerta de este cuarto oyendoce entrar unos tacones. Los pasos del tacon se acercaba hacia a mi, pero al detenerse se hoyo una pequeña risa de risueña de una mujer. Mi ojos solo estaban mirando con algo de terror aquella sabana que me cubria completamente como si este fuece un escudo para mi. Senti una mano tomar la sabana descubriendome toda mi cabeza, y dejandoce ver a una mujer incada frente a mi, con una exprecion tierna. Su piel era extra blanca y sus ojos era de un color Dorado y con el brillo se miraba de amarillo, pero el cabello era rizado esponjado de color cafe. Lo que no sabia era, quien era estan mujer con sus mejillas rosadas que estaba frente de mi,vestida de un color blanco.

-¿Hola, veo que ya depertastes cariño?-. Dijo con una sonrisa de oreja a oreja-. Soy la Doctora Rose Quarzo y dime porque estas escondiendote?

¿Doctora, acaso estoy en un hospital?

-La, luz me molesta y me duele mucho los ojos-. Susurro.

-Ya veo, cerre las cortinas por favor-. Le habia dicho a una mujer que vestia de un color azul ciruelo. Esta obedecio y fue directamente a la gran ventana cerrando con las cortinas. Aunque todavia la luz traspasaba de esas cortinas blancas-. Y dime cual es tu nombre?

¿Mi nombre?

Desde que desperte no habia pensado realmente en mi, quiero decir, no recuerdo absolutamente nada de mi. No se quien soy en realidad y ni se quien soy en persona. Eso me hace sentir muy mal a mi misma.

-No lo se, no recuerdo nada-. Digo con una voz preocupante. Mire al suelo tratando de recordar algo pero era inutil-. Trato de recordar, pero no puedo?

-No te esfuerses en recordar, podrias hacerte daño. Ven levantate no tienes porque estar en el piso-. La doctora de pelo rizado se habia levantado del suelo teniendome su mano que yo habia aceptado. La doctora me condujo hacia la cama invitandome a que me recostara en ella-. Yo mas al rato regresare como estas, pero ella regresara adejarte algo de comer.

Asenti.

Las dos mujeres salieron del cuarto dejandome completamente sola. Vi a mi izquierda una puerta blanca que estaba media abierta, me levante y camine hacia a ella, esta rechico por las viejas bisagras y entre aun cuarto completamente oscuro que en unos segundos me habia acostumbrado en ella sin problema. Era un cuarto muy pequeño que se podria saber que era un cuarto de baño, por el inodoro que estaba frente de mi y el lavamanos que estaba al lado derecho mio.

Me hacerque a lavamanos y toque una especie de tubo de acero pegada en ella saliendo de ahi gotas de agua, puse mi mano bajo del tubo y las pequeñas gotas de agua caian en mi mano, sintiendo un agradable liquido fresco, que mis labios se curvaron hacia arriba. Voltee a ver hacia mi derecha y en la pared habia un especie de rectangulo de color crema pegada en ella. La toque por mucha curiosidad y se habia oido y - Click - y la luz habia aparecido lumbrando completamente el pequeño baño con mas fuerza. Desde en ese mismo momento me habia quedado ciega que mis pobres pupilas dolian como el mismo infierno. Me lleve ambas manos en mi rostro y me encorbe un poco hacia adelante quejandome por el dolor.