En un reino lejano, gobernado por un rey justo y amable, tenía un hijo, el príncipe mas valiente y encantador decían algunos. Nuestro príncipe era querido por todos, y se decía que seria mucho mejor rey que su padre o su abuelo.
El rey que ya estaba cansado por todos los años en que había gobernado, necesitaba un descanso, y estaba listo para suceder el trono a su hijo, pero antes de eso, debía conseguirle una esposa. Por lo que organizó una fiesta, donde todas las princesas y muchachas casaderas asistirían.
Pero el príncipe, sabia que muchas jovencitas estaban dispuestas a casarse con él, por ostentar el trono y ser futuras reinas, y tener joyas y una vida mas acomodada. Además, el tenía un secreto, un jardín secreto, que había pertenecido a su madre, y a su abuela antes que ella.
En su jardín, habían todas las plantas del mundo, y bajo el sauce llorón, había un sola rosa roja, esa era flor que más amaba el príncipe.
- Oh mi querida Rosa, cuanto me gustaría que fueras de carne y hueso.
Pero la rosa solo danzaba al compás del viento. Ella era la envidia de todas las flores del jardín.
Cuando llegó la noche del baile, el príncipe, salió al balcón y vio una estrella fugaz y pidió que la rosa tuviera vida.
Donde la rosa se encontraba, el sauce llorón la cubrió son sus ramas caídas, y con magia de estrella de fugaz, la rosa cobró vida. Se convirtió en una humana, de tez blanca, cabello castaño como sus espinas, y vestía un vestido frondoso de color rojo como sus pétalos.
Ella asistió al baile, y a pesar de la gran cantidad de jovencitas, el príncipe se fijó en ella, pues supo enseguida, que se trataba de su amada rosa roja.
El príncipe se casó con la rosa roja, y juntos gobernaron el reino, y el jardín.
