La nutria y sus vecinos

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En un río, justo en la pronunciada curva, vivía una familia de nutrias en la orilla, que estaba conformada por la mamá, el papá y sus dos pequeños. A los dos pequeños que eran muy traviesos, les gustaba nadar. Pero mamá nutria, siempre cuidaba que no se fueran a quedar dormidos, porque se los podía llevar la corriente, a quien sabe dónde.

El papá nutria, solía ir a pescar buenos pescaditos para su familia, pero a veces, se perdía. Guiado por el aroma de las flores que florecían cerca de ahí, solía perderse por horas y horas, hasta que mamá nutria lo encontraba y lo traía de nuevo a casa.

Una tarde, papá nutria se perdió, y ya no puedo encontrar el camino de regreso, ni tampoco pudieron hallarlo a él. Mamá nutria y sus pequeños estaban muy tristes, porque no podían encontrarlo. Mamá nutria comenzó a ir a pescar pescaditos para ella y sus bebés, pero una tarde, un gran y enojado cocodrilo, pasó cerca de ahí. Y cómo no le agradaba que nadie se cruzara en su camino, hirió en una de sus patas a mamá nutria.

Los pequeños la cuidaron en la madriguera que tenían por hogar, cerca de la orilla. Pero luego de varios días, comenzaron a tener hambre, pero mamá nutria aún no podía moverse.

–¡Que insolencia! –exclamaba uno de los pequeños –Ese cocodrilo ni siquiera se disculpó contigo, si papá estuviera aquí, ya lo abría puesto en su lugar.

–Papá se ha perdido –le recordó su hermano –es hora de que nosotros ayudemos a mamá.

De ese modo, el más pequeño se quedó en la madriguera, mientras que el mayor salió por peces. Y por varios días, cazó muchos peces. Pero una mañana, los peces se habían ido. Desaparecieron completamente.

Todos los animales que habitaban ahí, se preguntaban porqué desaparecieron, así que, todos se desesperaron.

–¿Qué haremos ahora que no hay peces? –preguntó desconsolado el menor de las nutrias.

–Tranquilo –dijo su hermano –iré con la corriente, para ver si los peces se han ido en esa dirección.

–¡No! No vayas –pidió mamá nutria que aún no se recuperaba –tu padre se perdió en las flores, no quiero que ahora tú, te pierdas en el agua.

–No te preocupes mamá –dijo la nutria –yo se orientarme en tierra como en agua. Te prometo que volveré con muchos peces.

Y de ese modo, la joven nutria se dejó guiar con la corriente, pero para su mala suerte, llegó a una cascada, y calló muchos metros, pero como era buena nadadora, no se lastimó. Emprendió su viaje devuelta a casa, por el bosque.

Caminó y caminó, sin parar, decidido a dar con el paradero de los peces. Hasta que había llegado a un gran lago de aguas cristalinas. Nadó, buscando a los peces, pero no los halló en la superficie, entonces descendió a las profundidades, y ahí estaban.

–¿Porqué se han ido tan de repente?  –preguntó a uno –No han dejado sin nada que comer, he viajado mucho para dar con ustedes.

–Hemos venido a descansar, ya éramos muy pocos en todo el río –le contestó el más anciano de los peces –el gran cocodrilo devoró a muchos de nosotros, pero no te preocupes, sabemos cuál es nuestra labor, sin nosotros, todas las criaturas del bosque morirán. Descuida mi joven amigo, ya partiremos.

Y de ese modo, la joven nutria volvió con los peces, a su antiguo hogar, dónde lo esperaban su madre y su hermano.

–¡Mamá! –llamó con alegría, mientras su madre salía a su encuentro –he vuelto con los peces, ya no pasaremos más hambre otra vez.

Y cómo los peces volvieron en gran cantidad, la joven nutria, habló con el cocodrilo. Le explicó que ya no podía comerse todos los peces que habitaban el río.

–Lamento haberlo hecho, pero es que tenía mucha hambre –se excusó el gran cocodrilo –te prometo que solo comeré lo que necesito.

–Me parece muy bien –le dijo la alegre nutria –disculpate con ellos igualmente.

–Tienes razón, también debo disculparme con tu madre.

Y de ese modo, la joven nutria devolvió los peces al río. El cocodrilo no volvió a ser avaro. Mamá nutria se recuperó. Los animales del bosque sobrevivieron. Los peces jamás volvieron a irse. La nutria y sus vecinos vivieron en paz, por mucho tiempo. Y papá nutria...siguió perdido en el bosque de las flores.


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Cuentos con Magia, para niños que aún creen en fábulasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora