Y aquí estoy yo, subiendo por la escalera número dos de quince, porque demonios no arreglaban el ascensor aún?.
Agradecí internamente el no llevar tantos libros en mi mochila, si subir las escaleras ya era demasiado pesado, ahora imagínense subir quince escaleras con siete libros, más diez libretas y una laptop.
Tres escaleras, tres escaleras más y llegaba a mi departamento, aleluya!.
-Demonios.- maldije por lo bajo al ver al maldito acosador.
Desde que el ascensor se descompuso y tuve que subir las escaleras, uno de los inquilinos del piso inferior del mío se la pasaba acosándome, me seguía hasta mi departamento. Como era obligación tenía que pasar por enfrente de su puerta y él salía justo en el momento indicado, o simplemente me esperaba en el umbral de su puerta.
Como siempre, trate de pasar haciendo el menos ruido posible e ignorándolo, pero como las veces pasadas, eso no servía de nada.
-Hey, 401.-me saludo, como nunca le he dicho mi nombre, me llama por el número de mi apartamento.
-Acosador.- salude por no ser más educada, y seguí con mi camino. Como era de esperarse, me siguió.
Dos escaleras más, solo dos!.
-Ya me dirás tu nombre.- se encogió de hombros.
-No.- respondí seca.
Aunque la verdad me daba un poco de gracia que el jamás se rendía. No era feo para nada, tenía ojos azules, pelo negro, gran complexión, tatuajes y una perforación en el labio de lado derecho. Pero no era mi tipo.
-Bueno, tu numero.- dijo aún siguiéndome.
-No, si no te quise dar mi nombre, mucho menos mi número telefónico.- digo rodando los ojos, aunque se que el no logró verme.
Ocho escalones más, solo ocho malditos y estúpidos escalones.
-Pero si me das tu número podré hablarte y en algún momento me dirás tu nombre.- dice obvio.
-No lo creo.- le digo.
¡Si!, ¡al fin estamos frente a mi puerta!, ¡gracias Dios!
-Ya puedes irte.- le digo con una sonrisa falsa.
-No.- responde-. No me iré de aquí sin que antes, no me digas tu nombre o número.
-Tengo novio.-miento
-¿y?, solo dámelos, nadie asegura que te llamé o algo así.- dice cruzado de brazos.
-De todas maneras, mi novio se enfadaría.-miento de nuevo-. Y acabas de decir que me llamaras y así te diría mi nombre.
-Has como quieras 401, pero no me iré.
-Ya lárgate.- grite.
-No.- dice serio.
-No escuchaste?.- dijo alguien a sus espaldas-. Dijo que te fueras.
-Disculpa.- dijo incrédulo y volteo.
Yo en cambio solo me hice a un lado para ver a mi salvador, era mi vecino de enfrente al parecer. ¡Por Dios! Es un jodido Dios griego sacado de una novela de Wattpad.
Es alto, delgado, gran complexión. Tiene ojos verdosos, entre azules y verdes, cejas delineadas, labios antojables, tez totalmente blanca. Donde había estado todo este tiempo?
-Que te vallas.- dijo mi sexy vecino con un semblante serio.
-Y tú quién eres?.- le preguntó el acosador retándolo.