(Final.)
-¿Porque carajos no me lo dijiste?.- es lo primero que vocaliza Manuel al contestar su llamada-.
-¿De que me hablas?.- interrogo yo-.
-_____ .- dice-. ¿es verdad lo que dicen en la agencia?, ¿Dorian es mi hijo?-
Contengo la respiración unos segundos, volteó hacia el asiento de a lado y veo a mi pequeño tomando una siesta. Medito, si ahora que estoy alejándome de nuevo varios kilómetros de Manuel sería prudente decirle la verdad.
No podía seguir con ese jueguito, el tendría otro progenito en menos de dos meses; y mi mejor decisión fue volver a mi país, sin decirle absolutamente nada a él. Gran decisión.
-Responde. ¿Es mi hijo si o no?-
-Manuel, perdón por no ocultarlo como debía. No tenía la más mínima intención de entrar a tu vida .- digo rápidamente -. De todas maneras no tienes de que preocuparte, di que son solo escándalos y enfocate en lo que se viene-
-¿Que demonios dices?, No entiendo nada, es extraño, hace apenas unos minutos me enteré de que soy padre, que has renunciado y que tengas llevado al pequeño, ¿Cómo debo actuar ante eso?-
-Natural. Manuel, no estaremos más en tu vida. Esto solo fue un traspié y por favor, por el cariño que le tienes a Dorian, no nos busques .-digo para finalizar la llamada-.
Nada de esto estaba en mis planes, ni el toparme con Manuel en New York, ni que se terminara enterando de la verdad a minutos de que nuestro vuelo de vuelta a casa partiera.
Si, soy una maldita cobarde.
Pero sinceramente quiero empezar de ceros, quiero librarme de todo aquello que llegó a crearme angustia. Y que con el tiempo se volvió más y más pesado.
Confío firmemente en que Manuel no nos buscará.
5 años después...
Y así fue, Manuel no nos buscó, no llamo de nuevo, solo un mensaje de texto
"Cuida bien de mi pequeño y si pregunta por su padre, dile que le ama demasiado"
Fue todo, y como me lo pidió, cada día le recuerdo que su padre le ama, aunque por razones de trabajo no puede estar con el. Dorian está por cumplir diez años casi, mentiría si digo que el tiempo no se me pasó volando.
Seguimos siendo Dorian y yo. Él jamás aceptó a alguna pareja mía.
Y creo que no lo hará hasta que sea mayor.
Tengo mi propio estudio de diseño, no es algo elaborado ni grande, pero trabajo no me falta y sé que con el tiempo se expandirá más y más.
Justo ahora estoy en casa esperando a que sea la hora de ir por Dorian al colegio, debo ir por el, recoger algunas muestras de telas y llevarlo a comer.
El teléfono suena y no tardo en cogerlo
-Hola .-contesto en seguida-.
-¿Cómo se encuentra él? .-pregunta de lleno-.
No necesito preguntar de quién se trata, había estado esperando está llamada con ansias y miedo, una mezcla de sentimientos me invade y se que debo contestar algo coherente.
-Bien, está en el colegio ahora. ¿Cómo has conseguido el número?-
-Abre la puerta y responderé todas tus dudas .-dice y cuelga-.
En shock, cuelgo el teléfono y me dirijo a la puerta principal, si se trata de una jodida broma soy capaz de regresarle la llamada y mentarle hasta lo que duda tener.
Pongo mi mano en el picaporte sin estar lista para girarlo aún, cuando creo que lo estoy alguien empieza a tocar el timbre desesperadamente, con el enojo causado por el susto que me acabo de llevar, abro la puerta sin más y ahí está.
Manuel Ríos está frente a mí, fuera de mi casa, a centímetros.
-Tarde cinco años en encontrar su paradero, no los voy a dejar ir tan fácil .-Dice para abrazarme de sorpresa-.
Manuel Ríos ha regresado, y esta vez, lo ha hecho para quedarse.
Y claro, nadie huirá esta vez.
Fin.
