Capítulo 6: Seis Metros Bajo Tierra

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Semana 7


-Hey. -volteo, había despertado hace veinte minutos. Estoy justo frente a la ventana. Hoy es su día de descanso. El aire me da de lleno en la cara mientras miraba el mar con paciencia. Hay unos cabellos rebeldes que me caen en la cara.

Me había llamado hace unos minutos.

Para que bajara a comer pero le dije al sirviente que no iría.

Está de pie frente al marco de la puerta, recostado en él mientras sus piernas están cruzadas y sus manos en sus bolsillos del pantalón. Trae un pantalón de vestir café y una camisa blanca de manga larga, levantada y doblada sin mucho cuidado hasta sus codos.

-¿Está todo bien? -me dice. Mientras yo me he quedado sin palabras. Hago un puño mis manos sobre mis piernas mientras niego.

-Todo bien.

-¿Por qué no bajaste a comer? -volteo de nuevo hacia la ventana. Hace mucho tiempo que no veo a mis amigos, personas que veía diariamente.

-No tengo ganas.

-¿De comer o verme la cara? -no puedo evitar soltar una risa pequeña.

-Quizá de ambas.

-Te traje el desayuno. -volteo a verlo de nuevo, mi ceño está fruncido y me pregunto porqué demonios el pulso de me acelera.

Lo veo entrar con un carrito de servicio a la habitación. Hay un plato con waffles, y un platito con fruta al lado. Un vaso de jugo, otro de agua y miel de maple en un salsero.

No me pide acercarme. Pero lo veo caminar con cuidado hasta mí y deja el carrito de servicio en frente.

Miro la comida con atención.

-Gracias. -murmuro. Lo miro irse después de eso.

Estoy a punto de decirle que se quede.

Pero no encuentro mi voz.

Semana 8

Dos semanas seguidas.

Cada vez que despertaba, encontraba mi comida junto a mi cama.

Sé que lo ha dejado él porque un día le pregunté a los trabajadores y me dijeron que el que se encargaba de llevarlo a mi cuarto era Louis.

Y lo hacía siempre antes de ir a trabajar.

Esta mañana me despierto más temprano. El cabello me ha crecido bastante así que lo muevo detrás de mi oreja para poder ver bien. Estoy sentado sobre la cama con las sábanas limpias ya puestas. Así que cuando entra, con el carrito frente a él, levanto las cejas.

-Buenos días. -murmuro, él me voltea a ver y puedo ver sus mejillas volverse apenas rojas.

-No creí que estuvieras despierto tan temprano. -se detiene. -Siento molestar.

-¿No se te hace tarde?

-Soy el jefe. -dice con simpleza. Asiento apenas.

-¿Quieres... Eh quedarte? -carraspeo enseguida. Los nervios me consumen entero. -¿Ya desayunaste?

-No. -me dice apenas. -Pero llegaré tarde.

-¿No eres el jefe? -veo una sonrisa ladina asomarse de repente.

-Eso no me da derecho de llegar tan tarde.

Vendido | LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora