Capítulo 11: Sonata

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Libre.

Así se siente.

—Estuve tirado en la carretera durante una noche entera, te lo juro ¡amanecí en otro estado!—escucho su risa enseguida junto a la mía.

Es diferente en todos los aspectos. Nunca me había sentido así.

Me he enamorado antes, pero jamás ha sido así.

—¿Cómo regresaste?

—Tuve que pedir que me llevaran, no tenía nada conmigo, me robaron todo la noche anterior. —levanto la ceja. —Me trajo un camionero que traía una bolsa extraña atrás, me bajé en la primera gasolinera y pedí una llamada. —se ríe apenas.

Es todo natural. Fluye como el aire. Se siente bien, como si todo se acomodar cuando estoy con él.

Y me doy cuenta de eso porque cuando se va hay un espacio, no duele, no se siente mal, pero cuando está aquí me siento completo.

Eso está mal.

Porque si algún día nos separamos va a doler demasiado y eso me asusta.

Pero prefiero no pensar en eso.

—Las estrellas. —susurro mirando el cielo. Ambos tumbados en una manta sobre la arena. —Nunca las había visto así.

—Harry.

—¿Sí?

—Si salimos... ¿Prometes que no vas a irte?

No podía. No podía irme ahora.

Él lo sabía.

—¿Puedo ver a mis amigos? ¿A mi familia? —volteo a verlo.

—Sólo si prometes no decir nada. —asiento.

—No puedo irme ahora, Louis. —murmuro. —Aunque quisiera, ya no puedo irme. Sólo quiero ver a mis amigos, deben estar preocupados. Puedes ir conmigo. —él me mira con interés.

—¿Eso quieres?

—Sería lindo que me acompañaras. Además, eso explicaría mi ausencia un poco ¿no crees?

—¿Qué les dirías?

—Uhm, que un hombre apuesto me ofreció irme con él de vacaciones a una playa escondida. Van a decir que estoy loco pero, será mejor a que sospechen de ti.

—¿Estas seguro de que quieres que vaya? Puedo darte privacidad.

—Está bien, no pasa nada. —murmuro. —Podemos ir juntos. 

No tuve que rogarle mucho.

Al siguiente día, un mucamo me despierta y me trae el desayuno en una bandeja, apenas puedo darle las gracias puesto a que no conecto correctamente la realidad aún. Me siento en la cama dispuesto a terminar de despertar, me llevo la taza de café a los labios cuando veo a Louis entrar.

—Buenos días.

—Buenos días. —murmuro, tomo un pedazo de tostada y le doy una mordida. 

—Cuando termines, necesito que te vistas, nos vamos en media hora. 

—Realmente no tienes que hacer esto, Louis.

—Ya lo hice, Harry. —me dice, lo miro acercarse a darme un beso en la frente. Me siento completo cuando lo hace, de alguna forma hace que me sienta así cuando estoy con él, y todo es tan malditamente abrumador.

—Gracias. —murmuro.

Nos vamos enseguida. Cuando me doy cuenta ya estamos en el auto camino a la ciudad. Louis me dijo que estamos a cuatro horas de la ciudad. Lo cual es demasiado lógico ya que no se me hacía para nada conocido el lugar.

Vendido | LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora