Capítulo 13: Lunas

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La cabeza me da vueltas.

Sus manos al rededor de mi cintura no me dejan pensar correctamente. Siento perfectamente cómo una se va hasta mi espalda, mientras sus labios están sobre los míos y no pienso con claridad.

No puedo pensar. Todo me agobia. Sólo estoy sintiendo, nada más. Me separo un momento de él, la sensación de sus labios siguen en los míos y no sé en qué momento caí tan feo por él, porque fue una caída fuerte.

—¿Todo bien? —murmura, siento los ojos arder, una lágrima se me escapa ¿Qué está pasando? Ni yo lo sabía. —Harry...

—Sigue. —susurro, veo a Louis alejarse de mí por completo, me mira de arriba hacia abajo y luego niega. —Louis...

—No. —me mira incluso con miedo, me siento mal de repente, el estómago me da vueltas pero no de buena manera. —No está bien.

Apenas puedo asentir mientras las lágrimas se me escapan de los ojos, me siento inútil ¿de eso se trataba? ¿Así iba a ser siempre?

—Precioso, no llores. —mi corazón da un salto en cuanto lo escucho, era la primera vez que me decía así, se sentía muy bien. Maldita sea, todo me confunde. —Sé que crees que es el momento pero no lo es. —se acerca de nuevo, sus dedos secan con cuidado mis mejillas. —Aún hay heridas en ti, que necesitan cicatrizar, hay cosas que vas a recordar cuando te toque y no quiero que recuerdes eso de nuevo. —lo miro.

Tenía razón.

Como siempre. Pero quizá una parte de mí me lo exigía para tratar de olvidar eso. Louis nunca iba a lastimarme, pero todo estaba muy reciente, apenas y habían pasado unos cuantos días, y tenía razón, iba a vivir todo de nuevo. A pesar de todo, el miedo que me recorrió por mis venas ese día, lo tengo tan fresco como si hubiera sucedido hace segundos. Me acuerdo de él tocándome, hablándome como si fuese una presa. Él sabía que todo estaba tangible aún, Louis sabía siempre.

Y es horrible que aunque mis ganas de estar con él estén aquí, mis recuerdos no me dejen.

—Escúchame. —me dice, no le aparto la vista. —No hay nada que quiera más que estar contigo, porque va a ser maravilloso. —las mejillas se me llenan de sangre, trato de ocultar una sonrisa, aunque no sé si lo logré. —Pero quiero que estés bien, o lo mejor posible para que lo disfrutes. Eres importante para mí, no quiero que...

—Louis. —sus ojos me miran enseguida, me siento privilegiado cada que lo hace. Las manos me sudan pero me acerco apenas, nuestros labios se juntan por un segundo que siento eterno. Estoy en las nubes. —No te preocupes. Esperaré. —él asiente apenas. —Sé que tienes razón, es que... Todo me agobia.

—Lo sé. —murmura apenas, su mano me quita el pelo de la cara con cuidado y lo coloca detrás de mi oreja. —No me debes nada, quiero que lo sepas. —apenas puedo asentir. 

Me voy a dormir con los ojos llorosos, abrazado a la esperanza de que algún día todo va a pasar y seré yo de nuevo. Con el corazón en la mano y sobretodo, sabiendo que el chico al que estoy abrazado va a hacer todo lo posible por que todo esté bien.

Y nada vale más que eso.

Al día siguiente amanezco abrazando una almohada.

Por un momento pienso que todo ha sido un sueño y nada de lo que pasó en las últimas horas fue cierto.

Hasta que el servicio del hotel toca la puerta. Apenas me levanto y abro, ahí se encuentra un chico con el carrito de servicio, le permito la entrada y él deja las cosas sobre la mesa del cuarto. Le agradezco mientras lo miro irse. Cuando volteo, Louis está con una toalla en la cintura buscando cosas en su maleta. Me detengo a mirarlo un segundo. La manera en la que su cabello cae por su frente, aún húmedo, con unas gotas de agua escurriendo, su barbilla marcada y su ceño fruncido.

Vendido | LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora