Capítulo 2: El Mar

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Sigo sin saber dónde estoy.


Sólo hay una ventana que me da la vista hacia afuera, pero está completamente cerrada.

El cuarto es amplio, pero sólo hay una cama y una silla. No hay nada más.

He estado aquí dos horas sin saber o escuchar nada.

He estado llorando desde entonces. No saber dónde estás no es lindo y mis nervios parecen estar al límite.

—Abre. —una voz se escucha desde afuera, luego, la puerta de la habitación se abre y me deja ver al hombre que literalmente parece que me compró en la subasta. —Harry. —no puedo hablar. Las manos me tiemblan. Él toma asiento en la silla de la habitación. —Lamento la poca hospitalidad.

—¿Qué hago aquí? —susurro, él me mira enseguida, sus ojos azules brillando a través de sus pestañas delgadas y hermosas.

—Estás en tu casa.

—Esta... No es mi casa. —puedo verlo ocultar una sonrisa. —¿Dónde estoy?

—Lejos.

—Sácame de aquí. —las lágrimas me regresan a los ojos. —Por favor, no he hecho nada malo más que asistir a esa porquería de subasta. No me hagas nada.

—No voy a hacerlo.

—Déjame ir. —susurro. —Por favor.

—No puedo. —me dice, su voz tranquila y delgada me llena los oídos. La detesto desde el momento en el que me echaron al auto. —Eres mío, Harry. —se levanta y camina hacia mí, sus dedos me tocan la barbilla, me quedo helado, no puedo moverme, su toque me pone demasiado nervioso y cuando se acerca a mí parece que estoy a punto de desmayarme. —Eres completamente mío. Y no vas a salir de aquí hasta que yo lo diga.

☀︎︎

Al día siguiente no estoy en mi cama.

Si así se le puede decir.

Tampoco estoy en la misma habitación.

Es una habitación blanca. Y es una habitación normal. Busco por todos lados mi celular, debió ser un sueño. Probablemente esté en la habitación de un hotel y haya soñado todo.

No está por ningún lado.

—¿Buscas algo? —salto del susto. Cuando volteo hacia la voz, veo al mismo hombre, saliendo del baño con su celular en las manos. Una toalla enredada en su cintura, al parecer acaba de bañarse. Puede ser que sólo haya soñado una parte ¿puede ser?

—M-mi celular.

—No está aquí. —dice simplemente. —No puedo dártelo, Harry. Lo siento. Creí que lo habías entendido ayer.

—¿Ayer? —susurro, él levanta las cejas. Las manos me tiemblan demasiado. —¿Por qué me haces esto? ¿Yo... te hice algo? ¿Te debían algo? No lo entiendo de verdad por favor di-

—Te vendieron. —dice simplemente. Como si no fuese la gran cosa. —Y yo te compré. No hay nada que entender.

—Eso es mentira. —él frunce el ceño. Se acerca a mí. Me alejo lo más posible de él, pero no me puedo levantar de la cama. Su mano me toma de la barbilla con una fuerza increíble y me jala hacia él, no atino a hacerle algo, sus ojos me miran con firmeza. Las manos me tiemblan, quiero llorar demasiado. Quiero irme y ser yo de nuevo.

Vendido | LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora