Capitulo II

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 P.O.V Bella

-Tengo una idea.- Mike dijo levantándose rápidamente de la cama, despertándome en el proceso. ¡Por dios!, eran las doce de la noche y mañana yo trabajaba.

-¿Qué pasa cariño?- pregunté somnolienta- Seguro puede esperar hasta mañana Mike- dije girándome sobre mi costado y volviendo a cerrar mis ojos.

-Bella, no. Levántate y vístete, vamos a salir.- comentó decidido.

¿Qué diablos?

Estaba muriendo de cansancio y necesitaba mis ocho horas de sueño, mañana sería un día pesado y Mike me mandaba a vestir. Era media noche por dios santo, ¿qué pensaba hacer a esta hora?

Renuente me vestí, salí de mi cómodo pijama y me puse unos jeans y una camisa holgada. Mike ya estaba terminando abrochándose las zapatillas.

Una vez en el auto me digne a preguntarle hacia dónde íbamos.

-¿Mike dónde vamos? -pregunté frotándome los ojos con pereza.

-Vamos al Roxy's Casino mi amor- ¿Qué? Mike parecía bastante convencido de sus palabras.

-¿Mike estás loco? Mañana tengo que ir al trabajo, no puedo pasarme toda la noche en un hotel perdiendo dinero que claramente no tenemos.-

-Vamos, Bells. Es nuestra oportunidad para ganar algunos dólares y pagar algo de las deudas. Quizás tendremos suerte.-

-Mike, las probabilidades están en nuestra contra. Vamos cariño, no tentemos la poca suerte que tenemos.- dije tratando de disuadirlo de su loca idea. ¿Apostar en un casino? ¿Enserio? No creía que fuera una buena idea.

-Bella, es un hecho, vamos a ir y si empezamos perdiendo, juro que nos retiraremos en ese mismo instante.- dijo doblando hacia las afueras de Seattle, donde se encontraba Roxy's. Era un hotel muy elegante, donde ciertamente nunca habíamos entrado y mucho menos hospedado. Solo los adinerados podían darse ese lujo, para mí no era la gran cosa.

Luego de manejar unos veinte minutos, llegamos. Estaba, para ser un día de semana, atestado de gente. Podía notar unos autos de lujo que hacían lucir miserable a nuestra pobre camioneta. Además de que, por defecto, nuestra ropa desentonaba de los vestidos extravagantes que salían de las limosinas y de los elegantes trajes de los hombres que deambulaban por la entrada del hotel. Ni siquiera sabía que había tanta gente adinerada en Seattle.

-Vamos a probar nuestra suerte, cariño- dijo Mike sonriendo, mientras besaba mi mano. Lucía entusiasmado.

-No me sueltes- le dije temerosa mientras avanzábamos dentro de la multitud luego de haber estacionado. Quería pensar en el hecho de que la gente me miraba porque soy hermosa, pero obviamente era por la vestimenta de mi esposo y yo. Mike llevaba puestas unas converse, no pude evitar reír divertida por ese hecho.

Acompañé a Mike a comprar unas fichas para comenzar. Ni siquiera quise mirar cuantas, solo quería que la noche terminara ya. El poco tiempo que había dormido no era suficiente, el sueño me reclamaba.

Las mesas de juego estaban atiborradas de gente. Gracias a dios pude divisar a muchas personas vestidas tan informales como nosotros, no me sentía tan fuera de lugar al menos.

Lo poco y nada que entendía realmente de los juegos de azar hacían que me sintiera perdida entre tantas fichas y cartas. Simplemente me dediqué a observar callada y a acompañar a mi esposo por las mesas.

-Bells, mira esto- dijo Mike mientras pasábamos por un sector de vestidos de alta costura y pude divisar en la vitrina los vestidos más hermosos que había visto en mi vida.- Entra a mirar, mi amor- me dijo sonriendo.

Propuesta Indecorosa -EDITANDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora