Propuesta Indecorosa -EDITANDO-

Capitulo VI

P.O.V Edward

 Miraba el techo de la habitación del cuarto de invitados, los recuerdos abordándome. La desee desde el momento en que la vi a traves de esa vitrina, desde que escuche su voz.

 La busque por todo el hotel y le pedí a Sam que la buscara hasta hallarla. No la encontró. Cual grande mi sorpresa al verla del brazo de ese hombre, ver como lo besaba y sonreía. Senti celos,envidia, el tenia y yo no..

Cuando se acercaron a mi mesa vi mi oportunidad, me gustaba, me veía con ella siendo mi novia, mi esposa, la madre de mis hijos. A mis 40 años no había encontrado a la indicada, al parecer Mike Newton la encontró primero.

Le ofrecí a su esposo un Millón de Dólares por ella, me sentí sucio, ella no era una vulgar prostituta, yo no compraba mujeres y para mí en tan corto tiempo ella valía más que un millon de dolares, mucho más.¡no tenia precio!

Llego a mi habitación, pensando que la tomaría allí, no ella merecía algo mejor, había pasado la tarde ordenando que la habitación estuviese decorada, con velas pétalos de rosas. Una comida italiana, la lleve en mi helicóptero al Yate, veía su rostro y en mi fuero interno me alegraba.

Después de tanto años haciendo negocios, conocía el lenguaje corporal a la perfección, estaba tensa y nerviosa, me alegre grandemente al ver que mi lujo y dinero no la impresionaban, si fuera mía nada me faltaría en el mundo, estaría satisfecho solo con ella. Ahora tenía que conformarme con una noche a su lado y hacerla mi mujer. La mayoría de personas que se acercaban a mi lo hacían con interés, no estaban detrás de mí, sino de mis millones, que ella no se interesarse en eso, me cautivo aún más.

Después de cenar y traerla a mi habitación, le hice el amor, nada se compara a lo que ocurrió en esa habitación, se entregó a mí con pasión y sin reparos. Por un instante me permití imaginar que era yo haciéndole el amor a mi esposa luego de una amena cena, que ella no se iría, que dormiríamos abrazados, o que yo le susurraría palabras de amor mientras la acaricio.

Nada de eso ocurrió, después de nuestro fantástico orgasmo, ella se alejó de mi cuerpo como si le quemara, con lágrimas en los ojos, mi tiempo se había acabado, no permitió que la tocara, Salí de mi habitación con mi ropa para terminar en la de invitados, solo, al igual que todas mis noches.

Me dolía, ella no es mía y no lo será, me enamore de ella, mi epifanía se presentó como una bola de demolición, ella no es ,mia pero luchare por ella.