Capitulo XII

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P.O.V Mike

Perder a Bella fue como perder una parte de mí.

Pensé que nada podría cambiar la forma en que nos sentíamos, pensé que éramos invencibles. Aunque solo sabía una cosa.

Ella fue mía, como yo fui suyo.

Así que aquí estoy, caminando al encuentro de mi antiguo amor.

Necesito cerrar este capítulo que sigue inconcluso para mí. Para poder seguir con mi vida, tal cual ella siguió con la suya.

-¡Muy buenas tardes a todos!- saludó alegremente la anfitriona de la subasta en la que me encontraba. Todavía no podía localizar a Bella entre la multitud, pero pronto lo haría, sabía que ella asistiría a esto evento.- Quizás se pregunten qué están haciendo aquí... sentados en el sol junto al olor del zoológico bajo sus narices- comentó divertida haciendo que todos los estirados presentes estallaran en carcajadas falsas y vacías. Pude ver entre las mesas a Bella sentada al lado de Masen, lo cual no me sorprendía para nada. Llevaba un vestido blanco y largo, elegante pero cómodo, junto con un sombrero a juego. No se parecía mucho a mi Bella, parecía mucho más hermosa y sofisticada. Estaba tomada de la mano con él y parecía bastante tranquila.

-La razón por la que todos ustedes están aquí...- siguió con su discurso la mujer.- Aunque déjenme decirles primero cuan brillante es ver a tantos interesados en la preservación de especies en peligro. Cada año tenemos una forma única de hacer dinero para esta noble causa. Nosotros subastamos animales, apostamos tan alto como sea posible y el dinero va a promover a estas hermosas bestias- comentó divertida.- ¡Empecemos! Tenemos a una superestrella en primer lugar. ¡Damas y caballeros!, ¡el hipopótamo!- terminó apuntando hacia una fotografía del animal a un lado de ella. Era una imagen hermosa del animal, donde se alcanzaba a apreciar en su totalidad y en todo su esplendor.

-Este animal es demasiado grande para traerlo, así que observen esta fotografía, ¿no es una preciosura?- dijo volviendo al centro del escenario improvisado.- Damas y caballeros, no podría siquiera atreverme en empezar las apuestas bajo los diez mil dólares- su voz parecía tan falsa y sin ningún tipo de tapujos que casi me hace reír.- Bueno, sabemos que es mucho dinero...-

-Treinta- gritó Edward Masen sonriendo hacia Bella. ¿Acaso Bella quería a ese animal? Y no me refería necesariamente al hipopótamo...

-¡Treinta mil dólares, damas y caballeros! ¿Escucho acaso treinta y cinco?- preguntó tentando a los otros apostadores.

-¡Cuarenta!- gritó ahora otra mujer, sentada unas mesas más adelante. Parecía decidida a conseguir al hipopótamo ese.

-¡Cincuenta!- contraatacó Edward nuevamente, dejando a todos los presentes un poquito estupefactos. Podía notar a Bella nerviosa con la atención, escondiéndose en el cuello de Edward. Este reia con su acción y besaba el tope de su cabeza, pasando un brazo sobre su hombro la atrajo a su cuerpo.

-¡Vaya! No puedo creerlo- comento incrédula la animadora.- ¡Cincuenta a las una!, ¡cincuenta a las dos!- Era ahora o nunca.

-¡Un millón de dólares!- dije llamando la atención de todos desde el final de la terraza. Se pudo escuchar un guau general entre los participantes.

-¿Quién dijo eso?- preguntó confundida la mujer por el micrófono. Acercaron otro hasta donde yo estaba, dirigiendo todas las miradas hacia mí.- ¿Usted dijo un millón de dólares, señor?- mire directamente hacia Bella y respondí.

-Si- se escucharon aplausos exorbitantes por los siguientes minutos, pero no podía despegar la mirada de mi antiguo amor.

-¡Damas y caballeros! ¡Un millón de dólares por el hipopotamo!- comentó eufórica.- Señor, usted es el nuevo orgulloso dueño de un hipopótamo, ¡felicidades!-

A estas alturas, ya me fui acercando a la mesa de Bella y Masen, para que pudiéramos hablar un poco. Bella tenía una mirada en el rostro sorprendida, quizás por mi presencia, quizás por la locura que acababa de cometer.

-Hola, Bella- dije cuando llegué junto a ella. Se veía hermosa y no pude dejar de avergonzarme por la última vez que nos vimos.

-Realmente quería que tuvieras ese dinero- dijo apenada.

-Y yo realmente quería que tuvieras ese hipopótamo- respondí tratando de hacerla sonreír.

-Quizás ustedes necesiten un momento a solas...- dijo Masen levantándose y besando su frente. Noté como Bella lo miraba alertada de su rápida escapada. No pude evitar sentir decepción.

-Así que... ¿Cómo estás?- preguntó volviendo su rostro hacia mí.- Supe que estabas haciendo clases...-

-Estoy bien- dije pasando mis manos por mi cabello, estaba hecho un desastre.- No es mucho, pero al menos paga la renta y tengo la oportunidad de hablar de arquitectura- respondí observándola.- Sabes cuánto amo hablar de arquitectura- sonrió.

-Tengo que hablarte sobre lo que paso- dije volviendo mi semblante un poco más serio.

-No, no lo hagas- respondió incomoda desviando mi mirada.

-No, debo hacerlo- dije decidido.- Escúchame, por favor- tome de una de sus manos y la mire directamente.- Creo... creo que el error que cometí, fue pensar que podría olvidar lo que hicimos... a lo que accedimos. Pensé que éramos invencibles, pero ahora sé que las cosas que las personas enamoradas se hacen el uno al otro... se recuerdan y si se mantienen juntos, no es porque las olvidan, sino porque se perdonan. Yo solo... tenía tanto miedo de que lo quisieras...- dije sonriéndole apenado, Bella botaba lágrimas silenciosas.- No, de hecho estaba más asustado de que tuvieras derecho a quererlo...porque pensé que él era un mejor hombre, pero ahora sé que no lo es.- dije aguantando mis propias lágrimas.- Él solo tiene más dinero...-

Acaricie sus mejillas húmedas y traté de consolarla... no era mi intención hacerla llorar.

-Mike... yo no lo quiero por que tenga más dinero...- dijo tratando de explicarse.

-Lo sé, cariño- respondí colocando su rebelde cabello detrás de su oreja.- Solo quiero aceptar el hecho de que yo no estoy defectuoso... de que somos iguales-

-Mike, yo... yo realmente lo amo- comentó mirándome a los ojos.- Soy feliz a su lado,estoy embarazada-Fue en ese preciso momento en que entendí que estaba todo perdido. La había perdido para siempre.- Lo siento-

-Felicidades- dije sinceramente, en verdad lo sentía.

-Mike en verdad lo siento.- dijo deteniéndose en mi mirada, apretando nuestras manos unidas.- Nunca fue mi intención herirte, nunca fue mi intención enamorarme de él- sonaba realmente honesta.- Eres un gran hombre, Mike. Nunca dudes eso-

Me levante un poco distraído y observé a Edward acercarse a nuestra mesa. Lo miré detenidamente, solo por unos segundos y luego simplemente me fui.

Alguien una vez me dijo que si quieres algo con toda tu alma, déjalo libre. Si vuelve a ti, es tuyo para siempre y si no vuelve, de un principio nunca lo fue... parecía ser que la última oración era la más adecuada para mí.

Propuesta Indecorosa -EDITANDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora