Eres mi mayor recuerdo (willyrex y tú)

Capítulo 18

18.

He buscado la manera de explicar como me he sentido estos últimos meses. Han pasado tan rápido y sé que me he estrenado demasiado por los preparativos de la boda. Guillermo se lo toma muy tranquilo, pero quiero verlo teniendo que ponerse de acuerdo con todas las cosas que me muestran para elegir. Se las consulto y normalmente sólo asiente. Me molesta de vez en cuando, pocas veces me ayuda a elegir algo bien.
-¡Guillermo!
-¿Qué pasa, amor? -me dice saliendo por la cocina de mi casa.
-Te estoy esperando para que me ayudes a decidir la tarta.
-Bien, ¿cómo es?
-Es ésta -le muestro una fotografía. Esta apunto de responder y le interrumpo-: Ó ésta.
No sabía que hacer, normalmente le daba una sola opción.
-Mi amor, el que te apetezca más.
-Quiero que me ayudes, yo ya tengo elegido el mío -dije con una sonrisita.
-Éste -elige la primera opción. Como yo.
-¡Fantástico!
Le doy un beso en la mejilla, se acerca a mi y me susurra "te amo".

El vestido ya está hecho. El traje de Guillermo está hecho.
Estamos cenando en casa de los padres de Guillermo, su hermana me mira y sonríe. Su madre poco me mira, su padre le sonríe y le dice con la mirada a Guillermo que ha hecho una excelente elección. Se preguntarán porqué creo eso. Una vez, el señor Díaz lo dijo.
-Falta muy poco para la boda, ¿cómo se sienten? -pregunta el padre de Guillermo.
-Exhausta.
-Feliz -decimos los dos al mismo tiempo. Lo miró y me está sonriendo con un leve sonrojo.
-¡Diferentes emociones! Yo también me sentía feliz -responde su padre y le toma la mano a la señora Díaz.
-Ostras, yo creo que la felicidad se te acabó cuando Guillermo nació -dijo Caro soltando la carcajada.
-No Caro, ambos estábamos felices cuando ustedes llegaron -le respondió su madre. Por fin había hablado, llevábamos media hora sentados y ella no hablaba.
-Ojalá y pronto tengan hijos.
Escucho a Caro y me atraganto con el pedazo de carne que iba hacia mi estómago.
-¡Quiero ser tía! -volvió a hablar y Guillermo se hecha a carcajadas mientras yo, muerta de vergüenza, no sé que hacer.
-Tendrás que esperar un poco de tiempo Caro, se paciente -le dijo Guillermo
«Gracias a Dios» susurre hacia mis adentros.

No tengo idea por qué me aterra el hecho de entregarme completamente hacia un hombre, pero bueno, no sólo es un hombre desconocido. Es Guillermo y cada día siento que lo conozco aún más. Me pone feliz tenerlo conmigo, así que sí estamos juntos y tenemos un hijo, será producto del amor que dos personas sienten. Creo que es la mejor manera de expresar el nacimiento de un hijo o el significado de el.
He tratado de convencer a mi padre para que venga a mi boda. Creo que lo hará, solamente para llevarme hacia el altar. Si Alex estuviese aquí no le hubiera insistido y lo hubiese dejado allá en Holanda, olvidándose de su hija más pequeña. Normalmente los padres se aferran más a ellas pero a mi no, no en este caso. Por otro lado, también estaría Christian pero prefiero a Alex.
Christian está con Katherine otra vez. Nadie está molesto por eso, solamente es algo que no logramos articular.
Mamá ha insistido que use el brazalete de oro familiar, he aceptado porque quiero tener algo que ha pasado por toda la familia. Ella está muy feliz por ver a su hija pequeña casarse, por fin, casi ha completado su lecho de ser madre, ver a sus hijos casarse; Christian es el único restante.

Veo a mi padre observar a Guillermo. No le quita la vista de encima y él está más nervioso que nunca. Tal parece que hoy que lo conoce aún más le tiene celos. Guillermo me grita con la mirada que le ayude y yo solo sonrío, sabe que lo estoy tomando como chisté y se molesta.
-Papá, Guillermo sabe mucho de los rascacielos -digo y él voltea rápidamente hacia Guille.
-¿Ah sí?
Guillermo sonríe nerviosamente y asiente. Ambos comienzan hablar en la sala. Mi madre y yo los dejamos solos y vamos hacia el pateo.
-¿Por qué actúa así papá?
-Está celoso. Y molesto porque no quería venir a España. No entiendo porqué no le gusta si aquí me conoció.
-Joder, que yo tampoco -ambas sonreímos.
Regresamos después con cervezas en las manos para ellos. Noto que mi padre le hace bien hablar con él sobre rascacielos ya que los ama. Sabe de ellos como si los construyese, no le veo la obsesión. Guillermo y él tienen algo en común.
Los rascacielos.

«Sí uso metafóricamente el significado de los rascacielos. Diría que ellos son tan altos como para demostrar una autoestima o alguna felicidad. Diría que también son símbolo de muerte. ¿Cuantas personas no desean morir desde lo más alto y quieren caer hasta lo más bajo porque ellos se sienten así? Podría decir que me sentía tan feliz cuando era niño, cuando era joven, cuando soy adulto y también cuando sea anciano. Los pisos de el rascacielos son diferentes etapas de la vida a las cuales siempre llego hasta lo más alto, profundizando mi más logrado éxito. Lo que me mantiene arriba está allí. Toda mi familia, todo lo material y todos mis sentimientos. Y puedes notar la manera en la cual he ordenado lo que me mantiene allí. Porque puedo escalar por ellos si quiero, porque puedo bajar si quiero, porque puedo destruir el rascacielos si ya no lo quiero. Puedo hacer todo si yo solo me lo propongo, porque de algo te aseguro, ese rascacielos no apareció sólo porque si. Ha tenido procesos que lo han llevado hasta ser el, algo lo mantiene en ese mismo lugar. Y cualquier movimiento de la tierra lo puede sacudir e incluso hasta destruir.»