Estaba en literatura, pero en realidad no estaba prestando atención, estaba concentrada rayando la mesa mientras escuchaba música con los auriculares y pensaba en el bebé que llevaba dentro, pensaba en como sería y como lo llamaría. Tenía pensando en llamarle Louis si era niño, agradeciendo a Louis por lo que hacía. Y si era una hermosa niña la llamaría Sally porque siempre me gustó ...ese nombre.
Sentí un puntiagudo hueso perforando mis costillas: era Fran que me estaba codeando porque la señora Morrinson estaba preguntándome algo
— ¿Puede… puede preguntarme de nuevo, por favor?
— ¿En que año fue impreso el primer libro a nivel de todo el mundo? — Miré a Fran y ella me torció su sonrisa haciéndome saber que no tenia idea.
— No lo sé.
— Señorita tendré que pedirle que atienda a clases, se saque ese audífono y deje de rayar la mesa.
— Lo siento. — Puse mi lapicera en el lugar, guardé los auriculares y traté de prestar atención pero el horrible dolor de cabeza no me dejaba pensar.
En la hora del almuerzo me senté a comer con Fran, no tenia mucho apetito asique solo comí una manzana mientras leía un libro que nos había mandado la señora Morrinson, teníamos que leer dos capítulos para la próxima clases. El libro se titulaba como “La mecánica del corazón” del Autor Mathias Malzieu, un excelente libro y una hermosa historia.
Otra vez tenía ese horrible mareo y esas horribles nauseas Fran me acompañó al baño y devolví todo lo que había comido hace unas pocas horas, era horrible. Me lavé un poco la cara y salí del baño encontrándome con Megan y sus secuaces. Las ignoré por completo y traté de seguir mi camino pero una de sus amigas se puso delante de mí.
— Me enteré que estás embarazada cariño. — Mis ojos se abrieron al instante.
— ¿Quién es el padre?
— A ver si nos dan el camino. – Dijo Fran enojada. De un movimiento a otro Megan puso sus manos en mi cuello.
— Eres una puta… ¿Sabes que existen los condones y píldoras? Tan callada y tan puta.
— Como mierda te enteras de mis cosas. – Tragué saliva y saqué sus sucias manos de mi cuello.
— Tengo contactos primor. Sé todos tus movimientos… hasta lo de tu hermano – Susurró a mi oído para que nadie escuchara. — No te preocupes, ese jugoso secreto lo sé yo y nadie mas. — Por ultimo me tiró un beso y se fue.
— ¿Qué diablos fue todo eso? – Preguntó Fran nerviosa. Yo negué con la cabeza y me largué a llorar, nuevamente entré al baño y me lavé la cara.
Estaba en mi habitación acostada en mi cama leyendo el libro. El libro trataba de un niño llamado Jack era hijo de una prostituta, y cuyo corazón estaba dañado. Para salvarlo, le colocaron un corazón de reloj de madera, al cual que debería darle cuerda durante toda su vida y que le causaría un sinfín de molestia. Para mantener su corazón a salvo debería atenerse a tres reglas que era: Uno. No tocar las agujas. Dos. Dominar su cólera y tres. No enamorarse nunca. Un hermoso libro que me leí hasta su capitulo numero cinco antes de dormirme.
Unos besos en mi cuellos hacían que abriera los ojos y lo hice poco a poco, era Harry y sus hermosos labios dando un tour por mi cuello, rostro y boca. Lo amaba tanto era el amor de mi vida y estaba tan segura eso que podría apostar mi alma.
— Hola.
— ¿Te desperté?
— Creo que si. – Sonreí besándolo.
— Oye, estamos solos… mamá y papá fueron a la casa del dueño de una empresa, Josefa y las mucamas ya se fueron a su casa.
— ¿Y?
— ¿Cómo que y “y”? Te estoy diciendo que quiero estar contigo haciendo el amor. – Se puso de brazos cruzados haciéndose el enojado, me reí y lo eché a la cama subiéndome arriba de él.
— ¿Quieres hacer el amor conmigo?
— Y con nadie más.
— Te amo.
— Yo te amo con locura y pasión. – Lo besé devorando cada parte de él, sentía esas mariposas en mi estomago y cosquillas por todas parte de mi cuerpo al tocarlo. Era tan hermoso, tan perfecto y lo más maravilloso era que él era real y era solo mío. Mío y de nadie mas.
Estaba tocando mi pierna y subiendo poco a poco a mi muslo para luego tocar mi trasero. El beso se estaba subiendo de tono y se hacia cada vez mas excitante.
Estábamos desnudos yo todavía arriba de él dando saltos mientras lo besaba. Hacían dos malditas semanas que no estábamos teniendo sexo y era jodido.
Ahora el estaba arriba mío, tocando mi pecho mientras me penetraba rápido y yo gemía ¡mierda! Era fantástico y tan caliente. Suplicaba que vaya mas rápido y el me hacia caso mientras sonreía.
Nos cambiamos de posición, el me puso a espalda de él: mi espalda con su pecho. Puso mi pierna derecha arriba de su cintura y puso su pene en acción mientras que su mano masajeaba mis clítoris y esa posición me volvía loca. Jalé su cabello para besarlo y decirle que lo amaba tanto y él me respondía solamente con besos y penetraciones.
¡Que noche lujuriosa! Perfecta noche diría yo, lo que mas deseaba era que todas las noches se repitiera no lo mismo, sin mis padres y sin los personales de la casa.