Parte 9 - Rey -

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Bueno mis queridos amigos, siguen ahí?. Espero que sí, esta es la historia de mi vida, pasaron muchos años ya, les pido que me disculpen si olvido algún detalle. Ya estoy viejo y muy cansado. Ah, sí sí, sigamos sigamos...

Llegó el momento de la verdad,  sepan que pertenezco a una familia de raza Border Collie, es decir, mi hermano y yo somos perros pastores que sabemos muy bien hacer el trabajo de campo con los rebaños y demás. Es por eso, que mamá y nuestros cuatro hermanitos fueron vendidos a otros campos para seguir trabajando en los corrales con los animales.

Como se imaginarán quedamos desencajados y otra vez sin saber que hacer. Rendidos por completo.

Don Alberto nos acotó, que mamá y nuestros cuatro hermanos habían sido vendidos a distintas personas que estaban de paso por el pueblo, en el momento de la tragedia de aquella familia, a sabiendas de la venta forzada, para vaciar la estancia.

Por eso, a pesar de conocer a todos en el pueblo, el dueño de la antigua almacén nos aseguraba no saber el nuevo destino de nuestra familia, ya que las personas venían de muy lejos.

Ya hastiados, mi hermano y yo, agotados de tanta mala suerte, y buscando la puerta de salida, nos dimos cuenta que nos faltaba una respuesta muy importante: ¿Que pasó con papá?.

Regresamos junto a Don Alberto que seguía sentado en la vieja silla empolvada, y esperamos ansiosos la respuesta. Haciéndonos unas caricias, comentó lo siguiente:

Tiempo atrás, unos cazadores andaban por el pueblo recorriendo y visitando campos por ese entonces.

Subiendo al monte, un día, los cazadores vieron a papá acompañando a Don Eusebio nuestro abuelo, y quedaron impactados con la imagen de aquél perro. 

Un ejemplar enorme y ágil, blanco con manchones negros, imponente. 

La triste mañana en la que desapareció papá, Don Alberto nos confirma que fue también el último día que se vió a aquellos cazadores. 

Don Eusebio nuestro abuelo, días más tarde lo supo, pero no pudo hacer nada, ya que esos hombres eran de muy lejos, y el abuelo no quiso dejarnos solos con mamá, éramos muy cachorros en ese momento y él era nuestro único apoyo para nosotros y mamá.

Por eso el abuelo se culpó y no soportó su vida sin papá, que siempre fue su fiel compañero.

Don Alberto terminó conformándonos para que nos quedemos tranquilos que mamá y nuestros cuatro hermanos estarían bien atendidos y acompañados por otras familias, al igual que papá.

Desalentados mi hermano y yo dimos por terminada nuestra búsqueda y aceptamos la invitación que nos hizo amorosamente Don Alberto y su hijo Tomás. Nos propusieron adoptarnos y conformar una nueva familia. Tomás nos animó mostrándonos una casita humilde, detrás de la vieja almacén de campo, donde vivían él y Don Alberto, los dos solitos. Sin recorrer ningún camino más, mi hermano y yo aceptamos y nos dispusimos a empezar de nuevo, como familia, que era lo que siempre buscamos y no pudimos disfrutar por todo lo vivido.

En nuestros corazones estarán por siempre papá, mamá, nuestros cuatro hermanitos y Don Eusebio, el abuelo.

Y así empezamos otra etapa de la vida, con nueva familia y otros años por delante.

***

Casi casi...Gracias, buena vida. 

VIDA de REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora