♡Noche 14#♡

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El día se encontraba nublado, la lluvia golpeteaba contra el techo mientras las hojas del otoño bailaban junto con el viento. Ya habían pasado dos días en los que había ido de excursión, por lo que hoy me encontraba de nuevo en casa. Mama se hallaba en la sala mientras yo me dirigía a mi recamara luego de haberle contado con lujo y detalle todo lo que pude hacer.

Era tiempo de volver a lo querido.

Había llegado tarde debido a los retrasos que tuvo el autobús por lo que ahora me encontraba en casa a las diez de la noche.

Miedo; era el único sentimiento que podía experimentar luego de haber subido las escaleras y encontrarme frente a la puerta. Sabía que lo que había hecho estaba mal, el no haberle dicho nada acerca de mi repentino viaje de seguro lo dejo mal. Abrí la puerta lentamente con los nervios a flor de piel, mi mirada quisquillosa recorrió toda la habitación oscura en busca de algo característico de aquel lugar.

Los recuerdos de la última vez que lo tuve conmigo invadieron mi mente, Joder con qué cara podre verlo después de todo lo que hicimos la última noche. Definitivamente aquello había sido magnifico, sus roces y sus besos me habían dejado completamente loca.

Y yo me había vuelto loca, jamás en mi vida me pudo pasar por la mente que alguna vez le practicaría sexo oral a un monstruo, bueno a un chico que es un monstruo.

La cama se encontraba ordenada con todos mis antiguos peluches acomodados perfectamente sobre las sabanas.

De seguro mamá había entrado varias veces. ¿Lo habrá visto?

No sería una cobarde por lo que apreté fuertemente la correa de mí equipaje y dejando la luz completamente apagada entre, no negaba que extrañaba este ambiente propio de mi, era horrible tener que dormir afuera en una pequeña campaña cuando tenía todo este espacio solo para mi disfrute. Luego de haber cerrado la puerta, opte por caminar pausadamente hacía la cama, pero antes de moverme siquiera un centímetro de la puerta, una mancha grande se interpuso en mi camino. 


Al darme cuenta del tamaño adivine al instante quien era.

—Tae... —murmure ante la oscuridad y la presencia de aquella mancha. —Tae. —repetí otra vez al ver que no respondía a mis llamados.

Temerosa, acerque mi mano suavemente hacia él en un intento de localizar su rostro, pero antes de que la yema de mi dedo tocara su fría piel, el me tomo por mi muñeca fuertemente mientras con agilidad me lanzaba hacía la cama.

Algunos que otros peluches cayeron al suelo pero mi atención nunca cayó sobre ellos, sino sobre aquel tacto frio que sentía en mi cintura y sobre esos ojos traslucidos los cuales me miraban confundidos. Apretó más mi cintura con una de sus manos mientras que con la otra aun sujetaba mi muñeca.

Acerco su rostro al mío provocando que sus ojos indagaran mas sobre los míos y que las puntas de su cabello descansaran sobre mi frente.

—Sune...—murmuro sobre mi rostro haciendo que su respiración caliente cayera sobre mi boca. Inconscientemente relamí mis labios al ver los suyos cerca. Rojos, completamente rojos, suaves a simple vista, húmedos y levemente hinchados.

Esto era una tortura.

Luego de aquellas palabras de su parte no volvió a decir más, solo se limito a mirarme detalladamente intentando encontrar algo diferente a lo usual en mí. Su mano en mi cintura aun mantenía aquella presión mientras la de mi muñeca levemente se suavizaba.

—Tae... — susurre llevando mi vista a sus labios y luego a sus ojos.

— ¿Por qué te fuiste? — pregunto asustado mientras su cabello me hacia cosquilla. — ¿Por qué me has dejado solo? Prometiste que nunca te separarías de mí. — soltó rápidamente, sus ojos comenzaron a tornarse cristalinos, como si estuviera a punto de soltar en llanto. 

「A Oscuras」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora