Esa noche no logró pensar en nada, no logró perderse en sus recuerdos siquiera porque cada mínimo pensamiento lo traía de regreso a la realidad, en donde el padrastro de Frank lo había golpeado frente a sus ojos, y en donde la madre de él, aun luego de ver el resultado... no había hecho nada salvo disculparse como si fuese un accidente menor. ¿En serio los adultos podían ser así de mierda a veces? Gerard sentía repulsión al solo imaginarlo, y se sentía extraño al respecto porque él no había tenido adultos así en su entorno.
Y aun así...
Quiso pensar en lo afortunado que era Mikey al tener unos padres como los que ellos tenían, aunque no sabía cómo era la dinámica familiar ahora que él no estaba. Sabía, sin embargo, que a la larga a Mikey le iba a ir bien. Siempre había estado a su sombra y Gerard lo sabía, pero nada podía hacer al respecto. Aunque ahora le dejaba el camino libre para que brillara él solo.
El rostro de Frank brillaba al contraste con la luz de la luna, y el hematoma en su mejilla lucía extraño sobre la piel, como si no perteneciera ahí, como si fuese una grosera mancha de pintura que debía haberse quitado antes de ir a la cama pero que olvidó hacerlo. Gerard quiso quitársela, y se acercó a él. Esta vez no se concentró lo suficiente y sus dedos atravesaron la mejilla del menor, y lo vio estremecerse por el frío antes de girarse hacia el rincón.
Y Gerard se quedó quieto, mirándolo dormir, hasta que el sol salió.
Era sábado, lo que significaba que ese día no había escuela. El reloj de la pared marcaba las once de la mañana cuando Frank abrió los ojos y se giró para encontrarse con la niebla tridimensional que era su amigo. Era extraño visualizarlo, podía ver a través de él pero aun así sabía que él estaba ahí, y que lo estaba mirando.
— Buenos días, bella durmiente —Gerard sonrió.
Frank se desperezó sobre la cama y una de sus manos terminó en su mejilla.
— ¿Duele? —Preguntó Gerard.
— Un poco —respondió su amigo, haciendo una mueca—, pero pasará.
Gerard quiso preguntar por qué se lo tomaba con tanta calma, por qué parecía estar tan acostumbrado a esa clase de trato, por qué su madre no hacía absolutamente nada al respecto... pero se tragó sus palabras, sin intensiones de querer incomodar a Frank. Suficiente debía ser tener que soportar a un imbécil así.
— ¿Vamos a caminar? —Preguntó Frank.
Gerard se encogió de hombros, no se sentía con el ánimo para salir por ahí, pero asumió que eso le haría bien a Frank. Y quince minutos después estaban rumbo a un pequeño parque cerca del hogar de Frank. A esa hora estaba desierto, lo cual fue excelente para poder charlar sin preocuparse. Después de todo, a los ojos ajenos, Frank estaba hablando completamente solo.
— Tengo preguntas —comenzó Frank, mordiendo una manzana que había traído desde su hogar.
— Hazme tres preguntas y yo te haré tres a ti —dijo Gerard.
— Me parece justo —Frank asintió una vez y luego de un corto silencio preguntó—: ¿Cómo fue morir?
Gerard ladeó la cabeza, repasando bien las imágenes en su cabeza antes de ponerlas en palabras. Seguía siendo increíblemente confuso, pero... la verdad es que dudaba que alguna vez fuese a esclarecerse algo con respecto a aquél día.
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can you see me? ・ frerard
FanfictionDespués de su repentina muerte, Gerard cree que su espíritu está condenado a vagar en soledad hasta que un muchacho le dirige la palabra. A él. A un fantasma.