Capítulo 7

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            Los domingos en su casa siempre eran demasiado ruidosos. Su padre no trabajaba y por lo tanto era su día de preparar algo de comer, pero nunca tenía ganas de hacerlo así que desde temprano comenzaba a alistar las cosas para salir a alguna parte, haciendo el ruido suficiente como para despertarlo a él, a su hermano y a su madre. Desayunaban con prisa y luego se subían los cuatro al auto, y su padre conducía durante horas a algún lugar llamativo, hacían varias paradas para comer o para ir al baño, y luego se tomaban fotografías en grupo. Y cuando el sol comenzaba a caer regresaban a casa, y aunque hacían eso cada domingo todavía no se aburrían y todavía no se les acababan los lugares para conocer. Servía para estrechar lazos y pasar el tiempo de calidad en familia que durante la semana, por trabajo o escuela no podían tener.

En casa de Frank los domingos eran diferentes, su madre hacía turnos extra y su padrastro seguía ebrio en el sofá. Frank estaba encerrado en su habitación y usualmente pasaba por todo eso solo, pero ahora Gerard estaba ahí, preocupándose por él, quizás demasiado para ser cómodo.

— Salgamos a alguna parte —instó—, vamos a caminar por ahí. No tienes que hablar conmigo, solo caminar conmigo. Y será genial, y no tendrás que estar aquí. Vamos Frank, es una buena idea.

— A Daniel no le gusta que salga todo el tiempo —respondió Frank desde la cama—, se lo dirá a mamá.

— Que se joda Daniel —bufó Gerard—, y no creo que tu madre se enoje por no querer pasar tiempo con él. ¿Acaso se te olvida que te golpeó?

— Gerard... —suspiró Frank.

Pero Gerard no se dio por vencido, siguió lanzando argumentos que de hecho tenían bastante sentido e incluso se oían prácticos, hasta que Frank no tuvo otra alternativa que aceptar. Así que unos treinta minutos después estaban sobre el autobús. Frank se había dado un baño y se había puesto ropa bastante cool, aun para ser un niño que todavía no alcanzaba los quince años.

"¿A dónde vamos?" Escribió Frank en su teléfono, para que Gerard leyera.

— Al centro comercial —respondió sentado a su lado, dedicándole una sonrisa que hubiese sido totalmente encantadora de no lucir tan traslúcido—. Cuando tenía tu edad iba todo el tiempo al centro comercial, hay baños, refrescos, aire acondicionado y buena conexión a internet.

Frank puso los ojos en blanco.

— Oh claro, porque el parque es mucho más entretenido —replicó con tono soez.

"Eres un fantasma desagradable."

— ¿Quieres saber lo que es desagradable? —Gerard hizo una mueca, y sin avisar llevó una de sus manos al abdomen ajeno y lo atravesó, se quitó unos segundos después y pudo ver perfectamente como Frank se estremecía, como si de pronto la temperatura hubiese caído bajo cero. Su rostro perdió el color, y parecía que en cualquier momento iba a vomitar, pero luego de unos instantes recuperándose, volvió a sentirse bien, o al menos un poco mejor.

"¿Qué demonios fue eso?"

— Actividad fantasmal directamente en tu estómago —respondió Gerard—, es lo mejor.

"No lo niego, pero me siento como mierda ahora."

— Lo lamento —respondió Gerard con fingido mal humor, y estuvo a punto de alzar una mano para darle unas palmaditas en el hombro, pero Frank se movió justo a tiempo para evitarlo.

can you see me? ・ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora