Capítulo 2

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Cuando el piloto sale del auto abre el maletero y se recarga levemente a un costado mientras colocamos nuestras maletas dentro, puedo jurar escuchar el suspiro de Alyssa al observarlo, lo que me hace contener las enormes ganas de rodar los ojos. Apenas.

—Entonces desconocido, ¿quiénes son ustedes? —Aguanto el deseo de soltar un chillido al escuchar su pregunta y el tono que utiliza. Es como si esta chica solo buscase irritarme. Todo en ella. Ha logrado que en los últimos cincuenta minutos el tiempo pase más lento de lo normal, el hecho de que curve sus labios con coquetería me obliga a poner los ojos en blanco, sin poder evitarlo esta vez. Estoy segura que puede notarlo ya que me fulmina como si dijera "esfúmate".

—¿Por qué? ¿Te asusta no saber nada de nosotros? Pueden partir por decirme quienes son ustedes, es lo justo, ¿no crees? —Frunzo levemente el ceño, una réplica automática asomando y muriendo antes de dejar mis labios cuando Scarlett me interrumpe regresando al jueguito de "seduce al Neardental y haz que nos lleve a destino". Estoy lamentando no haber ido por ese bus, nueve horas, ¿a quién le importa? Cualquier cosa antes que soportar esto.

—Me gustan los tratos en los que tengo algo que ganar, ¿qué nos ofrecen a cambio de esa información? —la mirada que él le dedica es suficiente respuesta.

— ¡Se supone que vamos en camino! ¿No? ¿Cuánto tiempo llevamos aquí parloteando sandeces, cinco minutos? —exclamo ya irritada, el otro chico, que aún está dentro del auto, suelta una carcajada que se escucha hasta donde yo me encuentro, lo que me hace soltar un gran resoplido indignado conteniendo todo el coraje que está empezando a crecer dentro de mi pecho. A mí no me divierte para nada ésta situación.

—Oigan —murmura Patrick—... Solo arreglemos lo del transporte y ya —Casi suplica. Me obligo a relajarme y respirar profundo antes de asentir en su dirección, apoyándola y deseando llegar al hotel lo antes posible.

—Qué va, parece que algunas no son de sonreír mucho —agrega el chico alzando las cejas en tanto que cierra el maletero.

Es impresionante cómo funciona la reproducción humana, no le hacen falta plumas como a un pavo real para demostrar que no actúa así solo por gentileza, así que camino hacia el lado contrario a Alyssa pues es evidente que no nos abre la puerta a todas. Su actitud desprende a millas que quiere abrirle más que la puerta.

—Y se nota que alguien no ha logrado supera la etapa de adolescente inmaduro —susurro para mí misma porque no estoy por la labor de perder otros valiosos minutos haciendo nada. Pat lo escucha, sonríe levemente e inclina su cabeza ocasionando que su cabello cubra la mayor parte de sus facciones como resultado.

Las cuatro nos amontonamos en los asientos, el copiloto no se ha girado o dicho algo en el transcurso y le agradezco internamente porque si suelta algún comentario como los de su gemelo creo que podría comenzar a tirar cosas, y ese no es mi estilo usual. 

Stellae: todo queda en L.A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora