Capítulo 6

56 19 1
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Desde el momento en que Lester les ofreció nuestra ayuda y se delataron ellas mismas, me di cuenta que ese cuarteto de chicas iba a ser un gran problema, aunque aún no tenía en claro con exactitud para quien. Y ahora, con satisfacción, lo compruebo.

Vaya espectáculo que montaron frente a todas esas personas que solo buscaban tener un desayuno tranquilo, desafortunadamente hicimos acto de presencia cuando al parecer la rubia ya había arrastrado y llenado de improperios a la morena, seguramente fue interesante.

Sigo tranquilamente a los demás y me detengo a observar todas las personas que nos observan de reojo. Para cuando dejo de lado a todos esos curiosos la mayoría ya se encuentran sentados o arrastrando algunas sillas para completar los lugares. En menos de dos minutos doce personas estamos alrededor de una mesa, expectantes. Tanto silencio me frustra, no nos van a explicar nada del otro mundo como para que quieran hacer tanto misterio.

La chica que hace unos minutos hizo una exclamación algo inmadura se encuentra ruborizada, mientras Lester se inclina ligeramente hacia adelante sonriéndole. Si estuviera a su lado ya le hubiera dado un buen golpe para que empezara a prestar atención o al menos guardara un poco de compostura. 

Gabe por otro lado está igual o peor que Lester, lo que me hace replantearme qué estoy haciendo aquí. Aunque sí debo destacar, al menos él lo disimula mejor.

Hace menos de treinta horas aún dudaba sobre Stellae, la fama y el alboroto no llaman tanto mi atención como lo hace para mi hermano. Los dos somos polos opuestos y si estoy aquí es por el poco afecto que aún tengo hacia él. Lo empecé a odiar desde el momento en el cual me convenció de subir a ese vuelo y lo odie mucho más al subir a esas chicas al auto, sí, la mayoría del viaje junto a ellas solo reí pero esa risa ya no fue tan genuina al darme cuenta que ellas son la competencia y al parecer, a pesar de sus problemas, logran encontrar su complemento.

Cuando las observé defenderse unas a otras solo pude comenzar a rogar que los demás integrantes de nuestro equipo fueran mejores. Sí, sé que dije que no me interesaba casi en absoluto el estar aquí, pero ya que estoy metido de lleno en esto, siempre puedo esforzarme en demostrar que soy el mejor, también puede que necesite ser ese alguien que controle a mi hermano y su carácter problemático. Aunque parece que mis conjeturas sobre las chicas maravilla estaba algo errónea, con ver solo una pequeña parte de la escenita que montaron me he dado cuenta que ellas no son, y jamás serán, competencia para nosotros. Lo más probable es que en algunos días sus problemas y rivalidades se transformen en algo más grande que ellas y sus ganas de ganar, puedo apostarlo.

—Eh Dean —llama mi hermano inclinándose un poco sobre la mesa para poder verme directo.

—Ya se te paso el ensimismamiento. —Me burlo, también inclinándome. Gabe se recuesta en su silla y sonríe ligeramente, intentando no interrumpir nuestro diálogo.

Stellae: todo queda en L.A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora