Capitulo 2 (actualizado)

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-Nate Johnson. -Respondió él.

-Roxana Collins. -Respondí después.

-Bien, tendrán que quedarse aquí el resto de la hora y... -Empezó a decir aquél profesor, pero Nate interrumpió.

-Ya sabemos como va esto, nos quedaremos aquí lo que queda de clase y antes de irnos tendremos que avisar al profesor que esté de guardia. -Dijo Nate dejando sin habla al profesor.

-Se ve que pasas tiempo aquí. -Dijo él y giró sobre sus talones para marcharse.

-Bueno Rox, ¿Qué tal si salimos a dar una pequeña vuelta?-Me preguntó Nate sacándome de mis pensamientos.

-¿Perdona? ¿He oído bien? -Dije tocándome las orejas.

-Mira a tu alrededor. -Continuó Nate. -No hay absolutamente nadie, no nos pillarán.

Me lo pensé... La verdad es que no me vendría mal salir un poco, pero sería infligir las normas y jamás lo he hecho.

-Yo... No sé Nate, es algo arriesgado.

-Vamos Rox, ¡ no pasará nada, solo será hoy!

-Mm... Está bien. Pero con una condición, me llevarás al instituto durante una semana en tu moto. -La verdad es que varias veces vi a Nate llegar en moto, era roja con detalles negros, bien bonita.

-Claro que sí. -Dijo para después agarrarme de la mano y salir corriendo. Bueno, más bien dicho llevarme arrastras porque corre bastante.

Recorrimos pasillos vacíos y me sentí algo mal por lo que iba a hacer ahora, nunca he sido una alumna conflictiva, aunque tampoco la mejor de la clase.

Llegamos justo a la puerta y Nate me cogió de los hombros para luego aplastarme contra las taquillas.

No entendía nada hasta que me puso una mano en la boca para que me callara. Ahí me di cuenta de que estaba pasando algo, aparté su mano de mi boca y le susurré al oído.

-¿Qué ocurre?

Él solo hizo un gesto de que me callase y señaló hacia la salida.

Fue ahí cuando vi a un profesor entrando y comprendí todo.

-¿Y ahora qué hacemos? -Susurré bajito.

-Iremos por la puerta del gimnasio, vamos.

Suspiré cansada y me dispuse a andar con mucho cuidado y sigilosamente.

Al llegar al gimnasio miramos por si acaso antes de entrar, suerte que no había nadie.

Entramos al gimnasio y salimos por la puerta de atrás para luego echar a correr y saltar la valla del patio.

He de decir que me dan algo de miedo las alturas.

-Mmh... Oye Nate, me da miedo saltar, tengo vértigo. - Dije de repente y Nate me miró un tanto confuso.

-Rox, solo son un par de metros, además estaré en el otro lado y te ayudaré a bajar tranquila. -Dijo instiendome. No es que no me fiase de Nate, pero tampoco lo conocía tanto tanto tanto como para saber que lo que estaba diciendo fuese verdad.

-Ya está. -Dijo Nate tras saltar la valla como si fuera algo habitual, algo que hiciera todos los días, vaya.

-Si, claro. Tú no tienes miedo a las alturas idiota. -Le dije yo ésta vez de brazos cruzados.

-Venga Rox, yo te ayudo.

-Está bien, está bien. -Dije resoplando.

Empecé poniendo el pie derecho en un barrote, noté que la valla entera tembló un poco bastante y me asusté. Nate debió de notarlo enseguida y sujetó la valla con sus manos para que no temblara más. Después de eso subí el pie izquierdo, sólo que esta vez no se movieron los barrotes y me fue más fácil. Apoyé mis manos arriba de la valla y me pensé dos veces si saltar o no.

¡El maldito karma! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora