Capitulo 9

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-¡Oye, pedazo de idiota! -Grité con desprecio.

-¿Qué quieres ahora? ¿No me habías pedido que te dejara en paz? ¡Pues lo estoy haciendo!

-Eres un mentiroso. -Espeté ignorando todo lo que él había dicho. -Tenías que llevarme durante una semana en tu moto. -Dije poniendo mis manos en su pecho para empujarle.

-Eh, un respeto Collins, yo no te he tocado. -Dijo Nate tranquilo.

-Pero yo -Dije volviendo a empujarle - sí te estoy tocando, ¿ves la diferencia? Son las consecuencias de haberte olvidado del trato. -Dije cruzándome de brazos.

-Eres una inmadura, ten claro que no pasaré a por ti en moto, no me gustan las niñas como tú.

-¿Cómo yo? Dime, ¿cómo soy? -Pregunté retándole con la mirada y mientras me subía las mangas de la sudadera.

-Prefiero no decir nada. Heriría tus sentimientos de una manera muy brusca y me tacharías por alguien que en verdad no soy. -Respondió el alzando los brazos y sacudiéndolos.

Lo que más rabia me daba de esta situación era que yo estaba perdiendo el control de mi ira, desquiciada y que él sin embargo estaba completamente tranquilo, para nada alterado y se le notaba seguro de sus palabras.

-¿Pero porqué narices no me gritas? -Chillé y luego me arrepentí de lo que pregunté en ese mismo instante. -Mierda. -Maldecí por lo bajo.

-¿Perdona? ¿He oído bien? -Escuché preguntar a Nate riéndose.

-Joder Nate, maldita sea, estás demasiado tranquilo, no me gritas y normalmente cuando peleo con alguien siempre hay gritos. -Dije apunto de estirarme de los pelos.

-Escúchame, pareces una loca. -Dijo sonriendo de lado.

-Es que encima te hace gracia. -Dije más tranquila que antes. -Es verdad. -Dije ya riéndome. -Parezco una masoca.

-Claro que no, sólo pierdes los papeles Rox, te hace falta controlar esa ira. -Explicó él mientras nos dirigíamos a clase. -Por cierto, pasé hoy a la mañana a por ti, pero vi que no llegabas así que supuse que ya habías salido de casa. -Dijo encogiéndose de hombros.

-Mierda. -Susurré. -Más bien fue lo contrario, siempre llego tarde a todos los lados. -Dije sonriendo angélicamente.

-¿Me estás diciendo que me has soltado una pedazo de chapa cuando en realidad la culpable eres tú? -Habló tan rápido que tuve que analizar la pregunta un par de veces.

-No exactamente. -Dije de repente. -Bueno, sí, para qué mentir ya. -Solté de repente y empecé a reír.

Nate me miró con el ceño fruncido pero rápido se le formó una sonrisa enorme y empezó a reír junto a mí.

-¿Te llevo a casa? -Preguntó Nate saliendo de clase.

-Que va, pasaré por la biblioteca antes de ir a casa. -Dije evitando chocarme con la multitud de gente que salía por los pasillos.

-¿Biblioteca? ¿Esas cosas siguen existiendo? -Preguntó alzando la ceja.

-No te dirijas a la biblioteca como 'cosa', es un lugar, un sitio dónde te relajas y viajas a mundos mejores que en el que vives.

-¿Qué? -Preguntó Nate incrédulo.

-Acompáñame y te lo demuestro. -Dije ofreciéndole el gusto de ir a uno de mis lugares favoritos.

-Creo que voy a pasar, mejor otro día. -Respondió.

-Si vienes, mañana iremos a un lugar que te guste a ti. -Solté de repente aunque sinceramente, no sé si era buena idea.

Nate se lo pensó varias veces hasta que alfinal accedió y fuimos en su moto a la biblioteca.

-Bienvenido al lugar dónde descubres mundos distintos cada día y donde paso yo la mayoría de mis tardes. -Dije abriendo la puerta.

-¿En serio? -Dijo Nate en voz alta.

-Sshhh. -Le puse la mano en la boca. -¿Es que nunca has estado en una biblioteca o qué idiota? -El negó con la cabeza. -Que poca cultura. -Respondí rodando los ojos.

-Esto es como tu zona de confort, ¿no? -Escuché susurrar a Nate a mi lado.

-Ajá. -Asentí con la cabeza mientras buscaba un libro por las estanterías. -¿Te gusta? -Pregunté mirándole por un par se segundos.

-No es mi estilo, pero el silencio que hay aquí me agrada. -Respondió y le pegué un codazo. -¡Ay! Aver, no está mal pero no es al tipo de lugares a los que estoy acostumbrado, esto es mucho más diferente.

-Vale, entiendo que igual de primeras te pueda parecer algo aburrido e incluso algo soso, pero eso es porque todavía no te has parado a buscar un libro que de verdad te guste, que te llame la atención tanto como por la portada y como por su contenido. -Dije yo buscando algún libro por las baldas que pudiera gustarle.

-¿Qué tal este? -Preguntó sacando un libro bastante tocho.

-Déjame verlo. -Estiré el brazo y cogí el libro. -Parece estar bien, aunque no me van mucho los libros de misterio. -Respondí encogiéndome de hombros.

-Bueno, a mi directamente no van los libros, pero estoy aquí por una idiota. -Dijo él sarcástico.

-¿Oh, sí? Pues permíteme decirte que esa idiota me da pena por tener que estar aguantando a alguien tan pesado y zoquete como tú. -Ataqué yo con aires de superioridad.

-¿Si, eh? Pues permíteme a mi decirte que esa idiota tiene suerte de que yo esté en un lugar como este. -Dijo guiñándome un ojo. -Boom, Nate 1 - Rox 0. -Dijo esto gritando.

-Ssshh. -Se escuchó a la bibliotecaria.

-Perdón, es que mi amigo tiene un pequeño problema mental. -Dije disculpándome a la vez que solté una risa inocente.

-Me la pagarás. -Me susurró al oído.

-Seguro.

-¿Te recuerdo que mañana vamos a dónde yo quiera? -Preguntó con un tono burlón.

-Cállate, Nate. -Dije dándole un codazo en las costillas.

-Mierda, ¿siempre solucionas todos los problemas a base de golpes? Parece rutina, macho. -Se quejó Nate.

-Deja de quejarte nenaza, debo disfrutar esta tarde, mañana será un día bastante largo.

-Y que lo digas. -Dijo Nate con una sonrisa que por cierto, se la quité de otro golpe en el hombro.



-¡APAGA ESA MIERDA! -Grité asustada por el despertador. -Oh vaya, sólo es la misma mierda de aparato de todas las mañanas. -Cogí el despertador y lo tiré sin mirar, esperé a escuchar el golpe pero nunca sonó.

-Creo que un 'perdón' estaría bastante bien.

NO. No puede ser.

-¿Que mierdas haces aquí? -Pregunté de mala gana tapándome con las sábanas.

-Vengo a recogerte para ir en moto. -Dijo y pude notar que el muy subnormal estaba sonriendo.

-Dios, dame paciencia, ¡porque si me das fuerzas te juro que lo reviento! -Dije tapándome la cara con la almohada.

¡El maldito karma! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora