RICKVERTIDO

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—Entonces, ¿a qué hora termina tu turno, Morty?

—Ya te dije que no iré contigo a ningún lado, mi trabajo no tiene descanso.

—Siempre me dices eso, cada maldita vez que te invito a salir— Greaser Morty azotó fuertemente su puño contra el escritorio del recepcionista, y este lejos de enojarse simplemente tomó sus cosas y las colocó en otro lado.

—Cada vez que me invitas a salir, es noche de inventario, o semana de enfermedades, o simplemente no estoy de humor. Como ahora.

Se agachó para juntar una pluma retráctil disfrazada de Rick, y aprovechó para colocarse un pocky en la boca antes de volver a mirar a su contrario; cada vez lucía más agresivo, como si en cualquier momento fuera a arrancar el mostrador y empezar a golpearlo.

El nerviosismo del enchaquetado desapareció pocos segundos después al ver que no había respuesta ante sus impulsos, y decidió salir de allí antes de volverse loco; por supuesto, no sin antes dejar su advertencia final.

—Oh, pero lo harás, saldremos en mi moto, te cogeré y gritarás tan fuerte mi nombre que olvidaras el tuyo.

—¡C-Cómo voy a olvidar mi nombre si ambos nos llamamos igual!

Una vez la recepción de la guardería quedó despejada Morty Storage pudo exhalar toda la frustración que clientes como ese le proporcionaban, consideró entonces, que era la hora perfecta para revisar el vivero y quizá despejar su mente un rato con algo de la televisión.

10 años habían pasado desde el triunfo de los Mortys, desde la revolución más marcada en la historia de la ciudadela.

Todos los Ricks, finalmente, quedaron dormidos en sus celdas, los guardias terminaron su turno y el checó su teléfono para encontrar un mensaje de Miami Morty, ahora conocido como Madam Morty. Quería que se vieran en su club, un lugar llamado RICKVERTIDO, el cual era un tipo de prostíbulos pero repleto de Ricks prostitutos.

...

—Esta lluvia no cesa, ¿será que habrá tormenta? — soltó más para sí mismo que para su acompañante, un muñeco bastante desgastado de Rick que se encontraba arrumbado en alguna parte del lugar trasero de su auto.

Porque a sus 24 años, aún conservaba ese recuerdo de su infancia.

El semáforo cambió de azul a amarillo, y era su turno de avanzar sobre la resbalosa avenida, era muy tarde en la noche a juzgar por el nulo tráfico, y los peligrosos cráteres que amenazaban con descomponer su vehículo sólo le daban la bienvenida a ese barrio peligroso donde vivía; allí donde el consejo decidió encapsular las aberraciones que hacían los Mortys para divertirse.

Bajó la velocidad, y dejó que sus pupilas decodificaran el mensaje en un discreto neon frente a él. ¨R I C K V E R T I D O¨.

A-031 jamás había entrado a un Rickstíbulo, era algo que más que asco, le dolía, pensar en todos esos Ricks siendo obligados a tener relaciones por un puño de Mortys desesperados. Un escalofrío le recorrió la columna, y apretó tan fuerte sus manos al volante como pudo.

No era por eso que estaba allí.

—¡Niñera! — soltó uno de los guardias —¿Viniste a ver al jefe? ¿O por fin te vas a animar a follarte a uno de estos culos guangos?

—S-Sólo déjame entrar...— escupió agresivo, tirando del nudo de su garganta para poder hablar.

—Por eso es que no tienes novio, carajo, pero supongo que coges gratis en la guardería así que tienes toda la razón. Yo tampoco vendría a este lugar ¡Si existiera otro más limpio!

-.  C  O  R  R  U  P  T  U  S  .-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora