TEST/FZS0

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—Debiste de haber sido un chico muy noble para que el pendejo de Storage hubiese hablado así de ti. Ese inútil siempre tuvo una fascinación por los Mortys y mira que bien resultó.

Un mareo estrujó la boca del estomagó de Morty al oír ese nombre, su sola fonética era un poema pero el escurrir esa palabra por los labios de alguien más, era profanarlo.

Sin alardear, el despacho era una oficina cálida con un poco más de color que el resto de las aulas, los altos techos se leían en elegancia, y el impecable olor a café fresco se infiltró entre los poros de las paredes. Sólo había dos personas en esa habitación, el líder de la rebelión y Morty, por excelencia.

—No te atrevas a decir una palabra más sobre él— sentenció con la mirada firme sobre el mayor, espetando odio entre cada silaba.

Sin embargo, la imposibilidad de moverse se corroboró cuando una bofetada se arrimó contra su piel, dejando en evidencia que sus brazos y piernas atadas de poco le servirían para defenderse.

—Está muerto. Sus propios Mortys lo mataron. ¿Dónde estabas tú, cobarde? ¿Sabes cuánto hizo para encontrarte? ¿Tienes idea de lo mucho que se lamentaba no haberte cuidado mejor?

—¡Basta! — sus ojos se resumieron en lágrimas, esa herida jamás sanó porque nunca le dio tiempo de curarse; seguía ahí dolorosa y punzante, el comandante no hacía más que infectarla con palabras —N-no fue mi culpa... yo jamás le pertenecí, é-él...

—Él te amaba aún más de lo que se amaba a él mismo. No más, no menos. Eras lo más importante para él y te fuiste sin siquiera decirle. Tu partida lo destruyó, Morty. Tú lo mataste.

—¡Eso no es cierto! — gimió, pero el rompecabezas de recuerdos se meneaba terco en mostrarle los recuerdos en donde, en efecto; él y Storage compartían los mejores momentos que pudo recordar; como si incluso su propio cerebro conspirara para hacerlo sentir culpable.

Y lo estaba logrando.

—¿Dime a qué te fuiste? ¿A prostituir? ¿A encontrar tú propio camino? ¿A formar un plan para acabar con el Imperio de los Ricks? Quizá tú fuiste quien mandó a quemar la guardería para vengarte por el tiempo en el que te tuvieron en la dimensión con las abejas.

—Nada de eso... nada de eso cierto...— el tejido de emociones se completó, él no era culpable de todo aquello; jamás se lo hubiera perdonado de ser así, su panorama se nubló, la cabeza no dejaba de punzarle.

—¿Cómo podría confiar en alguien como tú, Morty roñoso?

El momento llegó insistente al percatarse de que aquel hombre frente suyo era el alguna vez guardia que lo salvó durante la brigada de recolección de miel Rickosa; la cual había trascendido gracias a sus habilidades para superar el peligro para coronarse como la gran resistencia.

Brigada de Rescate, se hacían llamar.

El Rick se dio cuenta de esto, la mirada de Morty pasó de inseguridad a sorpresa en un rictus gestual casi doloroso. La mitad de la sonrisa burlona que tenía se desvaneció egoísta al no escuchar respuesta; cruzado de brazos mirándole desde alto, sólo un chasqueo de lengua le hizo caminar hacia el pasillo.

—Eres un maldito malagradecido. Es una pena que necesitemos de ti.

..

.

—Mortimus. Mortolomeo, Mortence, Morteño, Morticia. Como parte del consejo de los Mortys, deben de saber que algo muy arriesgado está pasando afuera de estas puertas; tenemos que encontrar al fugitivo en cuanto antes, la cuidad está en juego.

-.  C  O  R  R  U  P  T  U  S  .-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora