Complot

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Era un día asoleado en la ciudadela.

Todo allí era relativamente cerca, pero aun así eran distancias que caminando tardarían una eternidad. Tomar el transporte era una opción para los Ricks que cargaran equipajes y Zero no reparó un segundo al dejar al Morty en la sección de mercancía.

Menos mal que no era el único muchacho allí, aunque sí el único que no paraba de sollozar –no tanto por la herida del labio, sino por la del corazón-. Otros Mortys intentaron calmarlo, pero al mencionarles que su dolor era debido a un Rick que lo encerró y le golpeó; los Mortys se alejaron de él considerándolo como un demente.

La rama tercera de la ciudadela sin embargo, estaba clausurada desde la entrada, un equipo de forenses y otros más detectives bloqueaban el paso de los turistas, remarcándoles que no podían cruzar al área hacia la guardería.

—¿Por qué no hay paso? quiero devolver a este Morty en su centro de cuidado.— escupió Zero con la paciencia echa una basura, jalando del collar rojo a su Fan Morty, quien más tranquilo se relajaba al ver que el paso estaba cerrado y que seguramente se regresarían a su hogar.

—Información confidencial— soltó un Rick guardia que rodándole los ojos se fue a patrullar; su relevo era un Morty guardia pecoso que apenas si podía sostener su arma.

—¡S-SI! I-información confidencial— chilló evitando los ojos del mayor, cuando ya no pudo más, una profunda mirada le metió más presión incluso que su instructor de entrenamiento.

—¡Se quemó la guardería! ¿Está bien? Alguien quemó la guardería ayer por la tarde, y aunque todos los Mortys sobrevivieron no puedo decir lo mismo de los Ricks, no quedó uno sólo de ellos con vida.

—Ah, ya veo— confesó Zero —¿No sabes donde hay otra? De verdad me urge dejar a este Morty.

Pero ese Morty, ya estaba en otro sitio; en sus recuerdos. Rick Storage, ese Rick que lo adoptó como su empleado, su amigo, no podía decir que recordaba algo malo en él porque incluso, sus arranques de ira eran válidos.

Se dio en cuenta entonces, que jamás se despidió de él; Storage debió de haberse preocupado mucho cuando no le encontró al día siguiente en la tienda; debió de haber sido el único en preocuparse por él; alguna vez. Nunca tuvo oportunidad de llamarle, de visitarlo nuevamente y decirle que estaba bien y que un buen Rick ya le había adoptado, seguro a Storage lo hubiese encantado oírlo.

Alguien tan bueno como él no merecía la muerte, mucho menos ser quemado vivo. Las llagas de memorias sobre su primer abuelo, el original, le asaltaron de sorpresa dejándolo en un limbo de confusión. Se repetían ambas imágenes, su Rick y Storage como si su cabeza quisiera explotar.

Sin palabras.

—Hay una guardería provisional al este, pero tienen que registrar su visita al consejo antes de entrar, espero que no le importe, señor. — concluyó el guardia

—¿Al consejo? ¿Desde cuando les interesa como se manejan los Mortys?

—No lo sé señor.

—¡Hey cabrón! — gritó el Rick guardia regresando de su rutina —No hables con los turistas.

—¡Perdón señor! — un tonto saludo militar.

—¡Y tú! — Soltó el guardia —Deja de acosar a mi Morty, aprovechado, ya tienes uno.

Zero y Morty salieron de allí, esta vez caminando, el Gran Tribunal del Consejo de los Ricks no estaba muy lejos y si ese era uno de los pocos requisitos que pedían para dar en adopción un Morty, estaba bien. Entraron a la recepción, pero el Rick allí los re direccionó a la sala de corte.

-.  C  O  R  R  U  P  T  U  S  .-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora