Te hice un favor.

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Vaya, parece que no te das por vencida. Diriges tus ojos a lo que crees es la respuesta al fenómeno que está sucediendo.

- ¡Ahí!

No, no te sirve de nada buscar en el armario viejo, solo hay ropa, la que tú conoces y usas siempre. No sé que clase de portal invisible tratas de encontrar.

- Debe haber alguien en algún lugar... ¡yo lo sé!

Deja de estar tan paranoica, nadie estará atrás de ti, ni cuando te des vuelta desaparecerá. Y aún así volteas inútilmente, ya empiezas a oír tus latidos, ¿verdad?

- Esos ruidos no son por nada... ¿estás aquí amor?

Nadie extraño te sigue, los pasos que escuchas son tuyos. Los suaves golpes que escuchas a mitad de la noche es el aire empujando y atrayendo las cortinas. El grito agudo que escuchaste es producto de la película de terror que dejaste prendida en la sala.

- Yo sé que estás en esta habitación, por favor no me hagas daño...

No hay nada debajo de la cama, solo hay esos zapatos que creías perdidos y el pendiente que no encuentras desde hace una semana. Sabes que no encontrarás nada debajo de los montones de ropa sucia, ropa que deberías lavar por cierto.

- No... no estoy loca... pero nadie está conmigo... debo estar dormida...

No estás loca, pero tampoco estás soñando. Es inútil lo que haces, dejaste de pellizcarte después de darte cuenta que, efectivamente, estás completamente despierta y sobria.

- Creo que debo recostarme.

Sí, recuéstate lo que queda de la noche, sigue mirando al techo y mantén tu mente en blanco un poco más. No olvidaste cerrar con seguro la puerta, eres inteligente, pero no lo suficiente. Mañana quizá sigas con tu inútil búsqueda.

...

Ya estás dormida, de hecho te vez muy tierna. Ya te dije que eres hermosa, te lo dije desde que empezamos a salir, hasta cuando terminamos. Aún lo eres, los años te han hecho un favor, tu belleza, tu trabajo, tu hija, tu esposo...

Crees que sigue durmiendo plácidamente después de la pelea de anoche, tu orgullo te hizo no hablarte y no despertarlo, sin confirmar que esté vivo. Me sorprende que no te hayas arrodillado a pedirle perdón, por como te trata no me sorprendería, en vez de eso prefieres dormir al lado de un afilado cuchillo de cocina. 

Me molesta mucho que ese idiota te grite y te manipule, pero dejas que lo haga e incluso te sientes culpable. El anillo que te dio no significa amor ¡eso no es amor! Yo si te amaba, te di mi corazón y aún lo tienes.

Créeme, esta vez no te equivocas, hay alguien sentado en el borde de tu cama. Pareces nerviosa, a pesar de que no tienes a ningún extraño cerca. Me conoces demasiado bien y sabes que no te haría daño, mucho menos me gusta que te lo haga otro.

Mañana por la mañana, cuando encuentres a tu esposo muerto, recuerda que te hice un favor.

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