3000 libros

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La tierra tembló debajo mío. Las lágrimas recorrieron los cachetes y el templo cayó, llevándose consigo a cualquiera habitándolo. Se oían claros los llantos y gemidos de dolor rogantes de misericordia de un dios que los abandonó. Las madres buscaban a sus niños desesperadas, entraban en pánico cuando no los encontraban, pero era peor cuando encontraban sus cuerpos marchitos. Podías notar como la vida abandonaba sus ojos, veías el sufrimiento de cada mujer y era cada vez peor porque se negaban y gritaban llenas de ira y dolor. Verdadero dolor.

Las quejas en forma de alaridos se escucharon hasta el infierno, este es el infierno. La sangre de los cuerpos agonizantes pinta los escombros de lo que alguna vez fue una bibiblioteca de más de 3000 libros. Intenté gritar con todas mis fuerzas, pero aún así me fue totalmente imposible. Antes de dar mi último aliento, miré a la señora que me tenía en sus brazos. Lo siento madre, me debo ir ya.

Y cerré los ojos para no abrirlos más.

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